En el páramo de Santa Inés, donde comienza el largo y complejo ciclo hídrico que permite que gran parte del Valle de Aburrá tenga agua potable, las autoridades ambientales acaban de encontrar una peligrosa especie invasora que podría desatar grandes problemas.
Después de recorrer el páramo ubicado en jurisdicción de Belmira, Corantioquia comprobó la presencia del arbusto ulex europaeus (Retamo Espinoso), declarado como especie invasora en 2018 por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible. La planta, proveniente de países del occidente de Europa, fue introducida en Colombia a mediados de la década de 1950 para establecer cercas vivas y regenerar zonas erosionadas.
Sin embargo, en ese momento, hace 75 años, no se conocía su capacidad y característica invasora, ni los efectos negativos en la flora local.
El retamo espinoso es objeto de control por parte de Corantioquia por su alta capacidad de expansión y adaptación a distintos ecosistemas, su rápida tasa de reproducción y por la alteración de las dinámicas ecológicas en los territorios donde se establece. Este arbusto forma matorrales densos que compiten por espacio, luz y recursos con especies nativas del páramo, como el frailejón y el pasto altoandino, reduciendo la riqueza y diversidad de la flora local.
Pero no solo eso, sino que además tiene efectos negativos en los suelos, como la fijación de nitrógeno, que afecta la cantidad de nutrientes para otras especies e incrementa la capacidad combustible de la vegetación, lo que facilita el crecimiento y fortalecimiento de los incendios forestales. “Es un arbusto denso con flores amarillas parecidas a las mariposas. Puede medir entre uno a tres metros y desde muy pequeño desarrolla espinas como característica principal, lo que también explica su nombre común. Sus frutos son vainas tipo frijol y sus raíces son densas y gruesas, lo que los fija al suelo con fuerza, desplazando otras especies nativas”, explica Angy Osorio, ingeniera forestal del convenio de viveros Corantioquia.
Corantioquia aseguró que ahora se encuentra identificando la presencia de puntos focos puntuales, toma registro fotográfico y evaluación de las posibles afectaciones, recogiendo información técnica clave para la formulación del plan de prevención, control y manejo. Este instrumento permitirá a la autoridad ambiental identificar, documentar y caracterizar cada uno de esos focos y de esa manera definir las acciones concretas para el manejo de esta especie dentro de su jurisdicción.
Tanto la autoridad ambiental como MásBosques reiteraron recomendaciones a la población para reducir los riesgos que se desencadenan por cuenta de estas especies invasoras y algunas malas prácticas por parte de las comunidades. El primer llamado para los habitantes de Belmira y otras zonas del Norte de Antioquia es reportar oportunamente la presencia de la especie, indicando el sector de su aparición o las coordenadas del lugar.
También es fundamental no utilizar fuego ni productos químicos para su control, ya que estas prácticas pueden agravar el problema y generar riesgos ambientales. Es necesario erradicar manualmente o con equipos mecánicos, disponiendo los desechos en bolsas que vayan a la basura o a un sistema sanitario lejano a pastos y rastrojos. El llamado también es a evitar su aprovechamiento en sistemas de compostaje tradicional. Esta planta nunca debe usarse con fines ornamentales, ecológicos o paisajísticos.
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