A pesar de la visita del presidente Gustavo Petro y algunos de sus ministros a China, aún no estaba confirmado del todo que Colombia se uniría a la larga lista de 150 países que hacen parte de la Ruta de la Seda. De hecho, el mandatario colombiano había dicho antes de viajar que él tomaba las decisiones de la política exterior y que buscaba reunirse con Xi Jinping, presidente de la República Popular China, “de tú a tú”. El alcance del acuerdo, sin embargo, va mucho más allá que una adhesión de un país latinoamericano con el gigante asiático. Varios análisis apuntan a que el contexto geopolítico, el timing de esa visita, potencia los efectos de esa adhesión. ¿Por qué?
En primer lugar, el presidente Petro no va solo como mandatario sino como presidente pro tempore de la Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) y viajaron también los presidentes Lula Da Silva de Brasil y Gabriel Boric de Chile.
Esos encuentros, además, en medio de un proceso de negociación de Estados Unidos y China tras la decisión del presidente Donald Trump de golpear el tablero geopolítica e implementar una política arancelaria que ha tenido que matizar. En el caso colombiano, los aranceles se mantendrán en el 10%, pero los efectos políticos para nuestro país tienen varias capas de análisis.
¿Qué es la Ruta de la Seda?
La Ruta puede entenderse como una estrategia que busca acercar más a China, no solo a sus vecinos inmediatos, sino al resto del mundo. No es más que un convenio exclusivo o bilateral con China, es decir, para beneficios con ese país, pero no con los otros que también están en el acuerdo.
Hay que tener en cuenta que China es el segundo socio comercial de Colombia, luego de EE. UU. El intercambio comercial superó los 18.000 millones de dólares el año pasado.
Además, según cifras de Forbes, ese país aportó entre 2000 y 2023 más de 800 millones de dólares para Colombia en inversión extranjera directa.
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¿Retaliación de Estados Unidos con Colombia?
EL COLOMBIANO consultó al internacionalista y profesor de la Universidad Javeriana, Camilo González, quien identifica dos grandes efectos. “Por un lado, puede haber una retaliación similar a las con las que se amenazó al Gobierno colombiano en la crisis de enero con Estados Unidos”. Según el experto, “Estados Unidos no haría un esfuerzo mayor por castigar a Colombia, sino que simplemente con los aranceles del 10 por ciento, digamos, le parecería suficiente”.
Pero, advierte González, “Colombia está aspirando a fortalecer su posicionamiento con China. Esto obviamente no implica una ruptura con los Estados Unidos, sino un poco la idea de que la economía sea una economía fluida, es decir, es una economía que trata de tener o de lograr las virtudes de ambos campos: la virtud de tener un socio comercial en los Estados Unidos, pero también la virtud de abrir un nuevo mercado en Asia”.
Colombia, señala el profesor, no está preparada para reemplazar un mercado como el estadounidense. Pero la decisión de la adhesión podría tener implicaciones en decisiones por parte de Estados Unidos con nuestro país, como la certificación frente a la lucha contra las drogas y los recursos económicos que ese país destina.
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