La inclusión del presidente Gustavo Petro, su esposa y primera dama Verónica Alcocer, y del ministro del Interior, Armando Benedetti, en la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, conocida como la Lista Clinton, ha sido catalogado por varios expertos como uno de los golpes económicos más duros contra un mandatario colombiano.
El solo hecho de aparecer en este listado señala directamente a Petro y a su círculo familiar como posibles vínculos con el narcotráfico, dado que, a finales de los años 90, fueron incluidos los hermanos Gilberto y Miguel Rodríguez Orejuela, entonces líderes del Cartel de Cali; así como el club de fútbol América de Cali y la cadena de Drogas La Rebaja. Estos últimos permanecieron en la lista hasta 2013 y 2014, respectivamente, cuando fueron retirados.
La sorpresa general es que Estados Unidos anunció que esta “muerte civil” también aplicará a otros políticos colombianos; es decir, que aún faltan algunos miembros cercanos al Gobierno por ser añadidos a esta lista negra, lo que implica un bloqueo financiero, el daño a su reputación e incluso un aislamiento político.
¿Qué piensa Gustavo Bolívar al respecto?
Algunos personajes del espectro político que han expresado su apoyo “incondicional” a Gustavo Petro parecen no pronunciarse mucho sobre esta decisión, tal vez por temor a ser incluidos o porque su cercanía con el jefe de Estado podría acarrearles consecuencias. Uno de ellos es Daniel Quintero, quien al inicio de la disputa entre Donald Trump y Gustavo Petro comparaba a este último con Martin Luther King... pero ahora no se pronuncia al respecto y esto representa un silencio ensordecedor.
Gustavo Bolívar, exdirector del Departamento de Prosperidad Social (DPS) y miembro del Pacto Histórico, quien adquirió en 2017 una casa en la exclusiva villa Key Biscayne, en Miami, por aproximadamente 1,2 millones de dólares, sí se ha pronunciado en su cuenta de X, aunque no directamente sobre el tema, sino “defendiendo su honor”.
“A mí la política no me ha dejado sino deudas, peligros, encierros, estigmatizaciones, calumnias, alejamiento de personas que he querido, familia fracturada, demandas y denuncias, intranquilidad, persecuciones, seguimientos y chuzadas en el gob Duque y cosas peores. Pero si me preguntan si estoy arrepentido les digo que no... Mostrar un camino decente en una actividad tan podrida, denunciar y hacer control social a corruptos y narcotraficantes, luchar contra tanta injusticia y servir a la gente más pobre de mi país, me hace sentir muy orgulloso de lo que soy y de lo que he hecho. No nací para vivir cómodamente mientras el mundo se cae a pedazos. Puedo morir sin un peso en el bolsillo, pero lo haré sonriendo por haberlo intentado”.
Y agregó: “Algunos valorarán las luchas que hemos dado y les darán continuidad hasta que en nuestro país se haga política con verdad y transparencia, hasta que la corrupción deje de ser cultura, hasta que se respeten los derechos de la gente y la misma gente deje de defender a quienes les roban o les venden esos derechos. No me arrepiento de nada. Hacer lo correcto me hace libre y feliz. Pase lo que pase hay un Dios que todo lo ve y que sabe quién miente, quien dice la verdad, que ha hecho cada uno de nosotros y qué merecemos”.