En noviembre pasado, cuando Jhon Fernando Zapata Tabares, técnico del Club Copacabana de Waterpolo, describía en una palabra a los 14 niños que estaban cerca de representar a Colombia en el Torneo Internacional Habawaba en Brasil, expresó que su portero, Jerónimo Betancur Durango, era “pura tenacidad”.
Y esa cualidad se vio reflejada en el deportista de 12 años de edad, quien gracias a su valentía y amor por este deporte aportó el talento para que su equipo saliera campeón sub-13 en la categoría bronce del certamen que terminó este domingo en Bauru, Sao Paulo, donde se presentaron 80 de los mejores equipos del continente americano.
En el segundo periodo de la final, ante Belén de Colombia, Jerónimo trataba de no parpadear, más allá de las gotas de agua que rebotaban en sus ojos en medio de los movimientos que hacía de izquierda a derecha mientras observaba fijamente al rival que estaba a punto de lanzar la pena máxima.
En la ejecución, Jero, con una gran estirada, ahogó el grito de gol de su contendor, pero hizo que se despertara una euforia ensordecedora en el escenario entre compañeros, técnicos y la gente que lo seguía en la tribuna, donde su madre Bibiana Marcela lloraba de la emoción, del asombro.
Entendible. Minutos antes, sentada al lado del menor, le había dado el sí, en medio de la preocupación, para que se reintegrara con sus compañeros, quienes disputaban el título del certamen, que finalmente ganaron tras imponerse 18-12 ante el otro club medellinense.
Si llegar a suelo brasileño fue complicado, por las angustias que viven los padres de familia para reunir los recursos suficientes para que sus hijos puedan viajar a competir, la estancia en ese país para Jero resultó de contrastes.
Todo iba muy bien para el portero hasta que presentó una inflamación severa en el pie izquierdo, presuntamente causada por la picadura de un insecto. La hinchazón fue de tal magnitud que el tobillo prácticamente no se distinguía, lo que obligó a una evaluación médica inmediata en un centro hospitalario en ese municipio del estado de Sao Paulo, un día antes del partido final, para descartar una reacción alérgica o una infección.
Los médicos le suministraron medicamentos y la recomendación era que tuviera reposo. De ahí el dolor del jugador, no tanto por el tema físico, sino por no estar dentro de la pileta con sus compañeros.
Del dolor a la alegría
“Me partía el corazón rogándome y llorando para que lo dejara competir. Al darle el sí, llegó donde sus superiores, también lo dejaron actuar, jugó todo ese segundo tiempo, tapó un penal y salieron campeones. La felicidad fue inmensa por el logro, por todo el empeño que ponen los niños para salir adelante en su deporte así como los papás para que los menores puedan cumplir con sus metas”, comentó la madre de Jerónimo, quien venía de ser el portero menos vencido en la Copa Departamental que organiza la Liga de Natación de Antioquia y de ganar bronce en el Nacional de Ibagué.
En el certamen en Brasil, el Club Copacabana, dirigido por Jhonfer Zapata y Juan Pablo Marín, estuvo integrado también por los polistas Julieta Villa Montoya, Mariana Ruiz Echeverri, Jacobo Corrales Gallego, Sebastián Navarrete Rúa, Matías Ochoa Pineda, Miguel Ochoa, Yerik Silva Zapata, Maximiliano González, Santiago Ardila Cano, Martín Serna Quiroz, Juan José Rivera Arango, Emanuel Ardila Cano y Juan Sebastián Henao Tejada.
Todos, como Jerónimo, demuestran una pasión y un potencial enorme por el waterpolo, especialidad en la que de paso se nota que, con ese resultado, hay relevo en Colombia pensando en nuevas gestas.
“Es la primera vez en la historia del Club Copacabana que volveremos al país con un título internacional. Hay talento, futuro, y ahora el sueño que tenemos es jugar en Europa para codearnos con la talla mundial”, indicó Jhonfer Zapata desde territorio brasileño.
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