Ahora es más maduro. Conserva su estilo tranquilo, fresco, cool, pero los “golpes” de la vida lo han hecho crecer. Los ojos no se le ven. El clavadista antioqueño Daniel Restrepo lleva unas gafas reflectivas, como las que usan ciclistas o runners los domingos, que funcionan como un espejo desde afuera, pero que por dentro regulan la luz solar.
En su reflejo aparecen la piscina de clavados, las escaleritas nuevas y amarillas del Complejo Acuático César Villa Zapata de Medellín, y un periodista que ríe. “La vida es lo que es, parce. Hay que vivir el ahora. Lo que pasó quedó atrás, no se puede hacer nada. El futuro, por su parte, es incierto. Solo tenemos esto: el ahora”, dice el clavadista paisa, de 25 años, energía siempre desbordada y amabilidad única.
En sus palabras hay profundidad. Las gafas no dejan ver su mirada —seguramente filosófica, buscando en su cabeza cada pensamiento, cada reflexión—, pero se percibe la cavilación, el choque de ideas, en los silencios que hace mientras se expresa.
“Lo más terrible se aprende enseguida y lo hermoso nos cuesta la vida”, dice una canción de Silvio Rodríguez. Restrepo lo sabe. La reflexión que lanzó hace un momento es consecuencia de haber superado muchas frustraciones, decepciones y lesiones.
Es la mañana del jueves. En el occidente de Medellín hace un calor insufrible. Daniel le huye al sol y se sienta debajo de una carpa. Desde las 9 de la mañana compitió en los preliminares y semifinales del trampolín de 3 metros en el Nacional Interligas de Clavados, que se realiza en Medellín.
La recuperación no fue difícil. Era la segunda vez que lo intervenían por un problema en esa zona, que se agudizó después de su participación en París 2024. “Aunque a los seis días ya podía mover los dedos, fue necesario un buen tiempo para recuperar la confianza. Tuve un buen círculo de apoyo, por fortuna”, agrega.
Eso, sumado a que las piscinas de clavados estuvieron cerradas durante casi siete meses por la remodelación para el Panamericano Junior de Natación de mayo pasado, fueron las “piedras en el zapato” que mermaron su nivel. Los entrenamientos indoor —no en piscina, sino cayendo en espumas— no permitieron que él, ni otros deportistas de Antioquia, se prepararan bien al inicio de la temporada. Sin embargo, con la fortaleza mental que le ha dado superar lesiones —como la crónica que padece en la columna— logró llegar en buena forma física al Nacional Interligas de Clavados.
El miércoles ganó plata en los saltos de un metro. Sueña con seguir por buen camino, recuperar su mejor nivel y encarar un buen ciclo olímpico rumbo a Los Ángeles 2028: sus Olímpicos de la madurez.