Las calles del barrio Las Flores de Buenos Aires (Argentina) fueron testigo del amor que Jorge Mario Bergoglio sintió por Amalia Damonte. Fueron compañeros de juegos, se enviaban carticas y dibujos. Pero los padres de la muchacha se atravesaron: impidieron que el romance se consolidara y Bergoglio optó por el camino religioso hasta convertirse en el papa Francisco.
Francisco falleció en la mañana de este 21 de abril a sus 88 años. Mientras en el Vaticano avanzan con los preparativos para despedirlo, en el barrio Las Flores volvió a hablarse de la historia de amor que el santo padre nunca pudo escribir.
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Se trata de Amalia Damonte, una anciana que siempre ha vivido en Las Flores y que, en su juventud, correteó por las mismas calles con Bergoglio. Hace 12 años, cuando Jorge Mario dejó de llamarse así para convertirse en el papa Francisco, la mujer contó cómo fue su inocente y frustrada historia de amor.
“Crecimos juntos, jugamos juntos en la vereda, nos hicimos grandecitos, jugábamos con los hermanos”, dijo la señora Damonte a medios argentinos.
Ambos tenían 12 años y Jorge Mario alcanzó a dibujar una casita con techo rojo y blanco. Era en la que quería vivir con Amalia.
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“Él un día me mandó una cartica en la que decía que me iba a hacer una casita cuando nos casáramos. Yo tuve la desgracia de que mi mamá me la pescó”, narró Amalia.
El padre de la muchacha tampoco estaba de acuerdo y le pegó “una paliza” por atreverse a recibir estos mensajes románticos. Les prohibieron el amor.
