Estados Unidos inició este domingo la persecución de un tercer buque petrolero presuntamente sancionado en aguas del Caribe, un día después de la interceptación de un tanquero con bandera panameña que, según Washington, hacía parte de la llamada “flota fantasma” venezolana utilizada para transportar crudo sancionado.
De acuerdo con reportes de medios estadounidenses, el navío perseguido se llama Bella 1, está sancionado por EE. UU. desde 2024 por presuntos vínculos con Irán y el grupo libanés Hezbolá y navega bajo bandera panameña. Según el sitio especializado TankerTrackers, el buque se dirigía hacia Venezuela y no transportaba carga al momento de la persecución.
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El diario The New York Times, citando a funcionarios estadounidenses no identificados, informó que fuerzas de EE. UU. se aproximaron al Bella 1 durante la noche del sábado e intentaron interceptarlo, aunque el petrolero continuó su ruta.
Un día antes, el sábado, las autoridades estadounidenses sí interceptaron otro buque en el Caribe, en cumplimiento de una orden del presidente Donald Trump para bloquear totalmente a los petroleros sancionados que entren o salgan de Venezuela. La Casa Blanca afirmó que el tanquero Centuries es un “buque de bandera falsa” integrado a la “flota fantasma” venezolana, utilizada —según Washington— para evadir sanciones y financiar al Gobierno de Caracas.
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La portavoz de la Administración Trump, Anna Kelly, defendió la incautación tras versiones publicadas por The New York Times que señalaban que el buque confiscado no figuraba en la lista de sancionados y pertenecía a una empresa con sede en China que transporta crudo venezolano hacia refinerías de ese país.
Por su parte, la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, difundió un video del operativo en el que participaron la Guardia Costera y las Fuerzas Armadas de EE. UU., y aseguró que su país continuará persiguiendo el tráfico ilícito de petróleo sancionado que, según afirmó, financia actividades de narcoterrorismo en la región.
Desde Caracas, el presidente Nicolás Maduro calificó estas acciones como “piratería de corsarios”, mientras que el Gobierno venezolano denunció la interceptación del petrolero como un “robo y secuestro” y alertó sobre la “desaparición forzada” de la tripulación.
En medio del aumento de la presión de Washington contra el Gobierno de Maduro, Venezuela ha recurrido en los últimos años a la llamada “flota fantasma” para evadir las sanciones impuestas a su industria petrolera. Según datos citados por Reuters y TankerTrackers, al menos 38 de los más de 70 petroleros que operan en aguas venezolanas se encuentran bajo sanciones del Departamento del Tesoro de EE. UU., varios de ellos cargados con crudo y combustible con destino, principalmente, a China.