La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) dio inicio a la construcción de un nuevo tramo de muro en Nuevo México, en un punto donde, según ellos, se han reportado numerosos cruces irregulares.
Este muro secundario tendrá aproximadamente 11 kilómetros de extensión y está diseñado para reforzar la estructura metálica ya existente entre Estados Unidos y México.
La obra hace parte de un plan mayor que contempla cerrar brechas críticas en sectores considerados de alta prioridad por las autoridades migratorias.
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La nueva barrera contará con barras de acero de hasta 30 metros de altura. Aunque la extensión actual es de 11 kilómetros, se proyecta la construcción de 58 kilómetros adicionales en los estados de Arizona y Nuevo México, tras exenciones autorizadas por la Secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, en junio pasado.
Estas acciones responden a un endurecimiento de la política migratoria del presidente Donald Trump, quien ha hecho del control fronterizo una de sus principales banderas.
Y es que además de Nuevo México, las nuevas medidas migratorias y de infraestructura se enfocan en zonas con alto flujo migratorio como El Paso (Texas), Ciudad Juárez (México), Yuma (Arizona) y San Diego (California).
De hecho, el sector de El Paso ha registrado una disminución del 78% en detenciones durante el año fiscal hasta abril, en comparación con el mismo periodo anterior, según datos oficiales de la CBP.
Las autoridades destacan que estos puntos son vitales para mejorar las operaciones de seguridad y frenar el cruce no autorizado.
Más muros, más deportaciones...
En paralelo a la construcción del nuevo muro, se han intensificado las redadas, deportaciones y controles migratorios. Según cifras recientes, cerca de 60 mil ciudadanos mexicanos han sido deportados en lo que va del año.
Además, la herramienta digital CBP One, anteriormente usada para solicitudes de asilo, ahora se utiliza para facilitar la salida voluntaria de personas en situación migratoria irregular, lo que ha generado nuevas críticas.
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, rechazó tajantemente cualquier colaboración en la construcción del muro.
En una declaración desde la Ciudad de México, afirmó: “No estamos de acuerdo con el muro. Sin muro se ha logrado una frontera muy segura con la colaboración y la coordinación”.
Sheinbaum abogó por una estrategia basada en cooperación bilateral y respeto a los derechos de los migrantes mexicanos, en lugar de infraestructura restrictiva.
Por otro lado, el pasado 4 de julio, el Congreso de Estados Unidos aprobó un presupuesto récord de 170 mil millones de dólares destinado a seguridad fronteriza, ICE y nuevos centros de detención. Trump celebró el logro afirmando que la migración irregular ha caído a “cero”, gracias a lo que llamó su “gran y hermoso proyecto de ley”.
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