La chimenea de la Capilla Sixtina emitió humo blanco. Esa es la señal clara de que los 133 cardenales que permanecían en el cónclave eligieron al nuevo papa de la Iglesia católica. Los 11.000 fieles que permanecen en la Plaza de San Pedro celebraron al unísono cuando vieron la fumata en el Vaticano.
Los cardenales solo necesitaron de cuatro votaciones para decidir sobre quién será el nuevo hombre que asuma las riendas de la iglesia católica. Fue una votación rápida, en 2005, cuando se eligió a Benedicto XVI, demoró lo mismo.
Lea más: En vivo | ¡Fumata blanca! La Iglesia católica tiene nuevo papa, el mundo espera la revelación
Ahora mismo, al interior de la Capilla Sixtina se gesta un ritual que desencadenara con la salida del nuevo papa en el balcón de San Pedro. Al cardenal electo le preguntan si quiere aceptar el encargo y deberá elegir el nombre con el que quiere ser llamado durante su pontificado.
En el interior del Palacio Apostólico del Vaticano, justo al lado de la Capilla Sixtina hay un salón pequeño que ha sido denominado como la “habitación de las lágrimas”. El recién elegido papa se retira allí unos minutos después de aceptar el cargo.
En ese salón se viste por primera vez con la túnica papal blanca que, con anterioridad, ha sido preparada en tres tallas: pequeña, mediana y grande. El nuevo papa es ayudado por el Maestro de las Celebraciones Litúrgicas.
El papa regresa después a la Capilla Sixtina y se celebra una breve ceremonia que inicia con un saludo del cardenal decano del Orden de los Obispos.
Entérese: ¿Qué pasa cuando hay fumata blanca? Los rituales del nuevo papa antes de salir por el balcón de San Pedro
“Luego, el primero de los cardenales presbíteros proclama un pasaje del Evangelio, que puede ser: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia o Apacienta mis ovejas”, explicó el Vaticano.
Después, todos los cardenales pasan en orden para manifestarle al nuevo papa su homenaje y obediencia.
“Annuntio vobis gaudium magnum: habemus Papam!” (¡Les anuncio una gran alegría: tenemos papa!)”, será lo que diga Dominique François Joseph Mamberti, cardenal francés encargado de dar la bienvenida pública al nuevo pontífice.
Mientras se realiza ese anuncio, el papa electo, se detiene brevemente en la Capilla Paulina. Ahí hora en silencio ante el Santísimo Sacramento antes de salir al balcón de San Pedro para dar su primer saludo al mundo e impartir la primera bendición del Urbi et Orbi.