En los últimos días, el presidente Donald Trump ha sido señalado de borrar el diseño cultural de la Casa Blanca debido a su estilo poco ortodoxo en las reformas estéticas que está realizando. El mandatario literalmente está demoliendo partes de su residencia presidencial para dar inicio a la construcción de un nuevo y enorme salón de baile, cuyo costo ascenderá a 250 millones de dólares.
Sin embargo, lejos de generar admiración por su gusto “ostentoso”, ha provocado la furia de historiadores y comentaristas, quienes no soportan ver cómo algunas antigüedades han sido reemplazadas por elementos dorados. Además, observan con asombro la incorporación de espejos dorados y la retirada de la famosa hiedra sueca que llevaba décadas sobre la repisa de la chimenea, uno de los símbolos más emblemáticos de la Casa Blanca.
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Trump ahora cuenta con una nueva repisa decorada con cinco adornos de plata dorada que le fueron regalados a Eisenhower, el 34.º presidente de Estados Unidos por el Partido Republicano. También se observan dos cestas estilo Imperio de Nixon y dos centros de mesa de bronce dorado encargados por James Monroe, quinto presidente de Estados Unidos, a orfebres de París.
Lo que más ha generado curiosidad son los querubines, también dorados —que según Trump— eran necesarios porque “había que darle un poco de vidilla” al espacio, declaró a Fox News. Esto viene acompañado de un pisapapeles del mismo color, con un diseño que lleva su apellido, un objeto que no pasó desapercibido.
David Netto, interiorista, ha calificado esta renovación como “un infierno a lo Ceaușescu”, al considerar que el espacio está sobrecargado de opulencia. Por su parte, Derek Guy, experto en moda, criticó unos serafines (pequeñas figuras decorativas) por verse deformes y/o mal diseñados.
Sobre su nuevo salón de baile, el mandatario aseguró que será financiado con fondos de donantes privados. De hecho, una excavadora mecánica ya comenzó a arrasar la fachada del Ala Este de la Casa Oval, dejando al descubierto un amasijo de mampostería rota, escombros y cables de acero.
“Justo en el otro lado hay una construcción que pueden oír ocasionalmente”, dijo el mandatario republicano, que recibió a un grupo de jugadores universitarios de béisbol en la Casa Blanca este lunes.
Más adelante, anunció oficialmente el inicio de la construcción del nuevo salón de baile, la ampliación más grande a la mansión presidencial de Estados Unidos en más de un siglo. “Me complace anunciar el inicio de la construcción en los terrenos de la Casa Blanca del nuevo, gran y hermoso salón de baile”, dijo Trump en su red social Truth Social.
Agregó que el ala este estaba siendo “totalmente modernizada” y que será “más bonita que nunca cuando esté completa”. El ala este de la Casa Blanca es donde, tradicionalmente, las primeras damas de Estados Unidos tienen su oficina. El presidente trabaja en el ala oeste y la pareja presidencial vive en la mansión.
El área está unida físicamente a la mansión principal por una columnata cubierta. El nuevo salón de baile tendrá 8.300 metros cuadrados y capacidad para mil personas. Trump dice que se necesita para celebrar cenas de Estado mucho más grandes y otros eventos que actualmente se celebran bajo una carpa.
La semana pasada Trump celebró una ostentosa cena en la Casa Blanca para donantes del nuevo salón. Entre los invitados había representantes de gigantes tecnológicos como Amazon, Apple, Meta, Google, Microsoft y Palantir, entre otras, todas con grandes contratos o negocios con el gobierno.
Esta hace parte de una remodelación mucho más amplia de la Casa Blanca desde que Trump regresó al poder en enero, incluidas decoraciones con oro en la Oficina Oval y la pavimentación del Jardín de las Rosas. Trump también reveló planes para construir un arco del triunfo en Washington, que ha sido calificado como el “Arco de Trump”.
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