Media hora duró fuera de servicio la Línea K del metrocable de Medellín, que le sirve a la zona nororiental de la ciudad, durante las primeras horas de la mañana de este martes.
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Fuentes del Metro confirmaron que las cabinas aéreas no cumplieron con su recorrido que une la parte céntrica de la capital antioqueña con la zona más alta, en el barrio Santo Domingo, y desde allí con el Parque Arvi, entre las 7:38 a.m. y las 8:08 a.m. El motivo habría sido una “novedad técnica”.
Esta línea moviliza alrededor de 45.000 personas que habitan en esta zona de la capital antioqueña y por haberse presentado el incidente en una hora de alta congestión para la llegada de los usuarios a los sitios de estudio y trabajo, generó gran traumatismo.
El día previo, lunes 9 de junio, también la línea J. que comunica al barrio San Javier con la estación La Aurora, en el área limítrofe de la zona noroccidental con el corregimiento San Cristóbal, estuvo igualmente suspendida a causa de un “inconveniente técnico”, según informó la empresa Metro.
El cese en el funcionamiento en este último caso referido ocurrió durante unas cinco horas, desde alrededor de las 5:30 a.m. y hasta pasadas las 10:30 a.m. Fuentes con la que tuvo contacto EL COLOMBIANO recordaron que la Línea J estuvo inactiva durante una semana completa, mientras que le hacían un mantenimiento preventivo programado y el equipo que trabajó para cumplir esa misión la entregó “operativa” el domingo; sin embargo, al echarla a “volar” en la madrugada del lunes presentó la falla técnica.
Claudia Montoya, presidenta del sindicato del Metro, le dijo a este diario que su organización ha cuestionado en particular el mantenimiento de esta línea después del accidente sucedido el 26 de junio del año pasado, cuando se cayó una cabina, dejando una persona muerta y 20 heridos.
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Las críticas han tenido que ver con la realización del mantenimiento, no con personal adscrito directamente a la empresa que tiene el manejo del Sistema Integrado de Transporte Masivo del Valle de Aburrá, sino a través de la tercerización con otras firmas. “Son 300 empresas tercerizadoras que se encargan de mantenimientos misionales del Metro”, explicó la señora Montoya en el momento en que se presentó el accidente fatal en la Línea K.
También en esa coyuntura, el Metro rechazó esas afirmaciones con el argumento de que “ponen en duda el trabajo profesional y técnico que realizan servidores y servidoras que día y noche cumplen labores de mantenimiento en el Metro de Medellín”.
El Metro explica lo que pasó
Ante la salida en servicio de las líneas J y K, este martes EL COLOMBIANO buscó las explicaciones del Metro. El jefe de Cables Aéreos, Pedro Buitrago, indicó que en ambos casos se trató de episodios que no pudieron haber sido prevenidos.
Con relación a lo acontecido con la Línea K, en la mañana de este martes, el funcionario explicó que se trató de un problema con el mecanismo que regula la velocidad de las cabinas cuando arriban a las plataformas electomecánicas.
“Las cabinas son impulsadas por unas llantas y estas tienen un sistema de transmisión de movimiento a través de poleas y correas, y con esto las cabinas circulan a velocidades menores, y permiten el ingreso y descenso de los usuarios”, añadió.
Agregó que los referidos sistemas de transmisión de movimiento tienen chumaceras, que son componentes mecánicos que van acoplados a un eje y reciben el movimiento de la polea para transmitirlo a una llanta y esta genera a su vez el movimiento de la cabina dentro de la estación.
Las fallas en esas chumaceras buscan prevenirse con censores, un monitoreo constante y el mantenimiento preventivo, pero aún así se consideran entre las mayores causas de interrupción en la operación del metrocable.
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“Lo que paso en la mañana en la Linea k es que el personal inspeccionó y encontró que un perno de la chumacera se reventó y por tanto la correa que transmite el movimiento estaba desalilneada; por eso tocó hacer la evacuación del sistema para cambiar la chumacera”, apuntó.
Ajuste de última hora
Con respecto al episodio del día anterior en la Línea J, de la Comuna 13, apuntó que se trató de algo muy diferente, relacionado con los trabajos de mantenimiento que se hicieron en la semana previa, uno de cuyos énfasis era el corte del cable de 5,4 kilómetros y 54 toneladas de peso a través el cual se impulsan las cabinas.
Resulta que es normal, según dijo Buitrago, que ese cable se vaya estirando con el peso de las cabinas y por eso es muy importante hacer tanto la medición constante de esa variación como la corrección para que esté acorde con los parámetros establecidos para dar garantías de seguridad y, por supuesto el recorte.
En todo eso intervienen expertos tanto de la empresa fabricante, la francesa Poma, como de certificadoras internacionales.
“En esta ocasión hicimos un recorte del cable y luego hicimos una certificación de la Línea J, como lo hacemos cada año, con un experto internacional; luego de eso hacemos unas validaciones estáticas y dinámicas para verificar que todo esté en los parámetros y no identificamos novedad que impidiera prestar el servicio, eso lo terminamos el domingo en la noche, estaba en condiciones de operaciones para empezar la operación este lunes”, apuntó el jefe de Cables Aéreos.
¿Pero qué nos pasó entonces?, que cuando iniciaron la operación en la madrugada de este 9 de junio se dieron cuenta de que el sistema que mantiene la tensión del cable constante, independiente de la carga (o sea los pasajeros) no estaba calibrado como se debía.
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“Toco, con Poma, hacer una nueva calibración de la central de tensión y ahí pudimos normalizar la condición de funcionamento del sistema”, puntualizó Buitrago.
Con relación a las críticas a la presunta “tercerización” del mantenimiento, defendió que aunque internamente la empresa Metro cuenta con expertos de gran capacidad, con ello lo que se busca es asegurar unos estándares certificados de manera independiente y por eso contratan con los mejores proveedores a nivel nacional e internacional.