En un nuevo golpe a la reputación del fabricante estadounidense, Boeing volvió a sacudirse con fuerza en los mercados bursátiles luego de que un avión 787-8 Dreamliner operado por Air India se estrellara este jueves poco después de despegar desde Ahmedabad, en el oeste de la India.
La compañía, que aún lidia con las secuelas de accidentes anteriores, vio cómo sus acciones caían en la preapertura hasta los 196,85 dólares, lo que representa una pérdida cercana al 8% frente al cierre del día anterior.
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La información disponible hasta el momento sigue siendo escasa, pero la aerolínea confirmó que a bordo del vuelo AI171 viajaban 242 personas, entre pasajeros y tripulación.
Lo único claro por ahora es que se trata de un nuevo dolor de cabeza para Boeing, justo cuando el fabricante intentaba levantar cabeza tras años marcados por fallos técnicos y revisiones regulatorias.
¿Qué se sabe del accidente del vuelo AI171?
El vuelo siniestrado cubría la ruta Ahmedabad–Londres Gatwick y despegó con normalidad, pero a los pocos minutos comenzó a presentar una caída pronunciada.
Según datos preliminares de FlightRadar24, el avión logró ascender a una altitud de apenas 625 pies (190 metros) antes de descender rápidamente a una velocidad de 475 pies por minuto (145 metros por minuto), una trayectoria anormal que terminó en el impacto.
El avión involucrado, un Boeing 787-8 con matrícula VT-ANB, había sido entregado a Air India en 2014. Este modelo forma parte de la reconocida línea Dreamliner de Boeing, un avión de fuselaje ancho diseñado para vuelos de largo alcance y alta eficiencia de combustible.
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Aunque aún se desconocen las causas del siniestro, el historial reciente de la empresa obliga a que todas las miradas vuelvan a posarse sobre la ingeniería y los protocolos de mantenimiento de la compañía.
Boeing, bajo la lupa otra vez
Para Boeing, este accidente reaviva fantasmas recientes. La empresa aún no ha emitido declaraciones oficiales sobre el incidente, aunque medios como Forbes han informado que se han solicitado comentarios directamente a la compañía.
La presión mediática y regulatoria promete ser alta: Boeing sigue siendo objeto de investigación por los fallos en los modelos 737 MAX que causaron dos tragedias mortales en 2018 y 2019.
Desde entonces, la firma ha tenido que sortear múltiples escándalos, problemas de producción y una pérdida de confianza por parte de aerolíneas y pasajeros. Cualquier nuevo incidente, especialmente con víctimas de por medio, no solo afecta su reputación técnica, sino que golpea directamente su valor en bolsa, como quedó demostrado este jueves, detalló un informe de Forbes.
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El impacto para Air India y el Grupo Tata
El accidente también ocurre en un momento clave para Air India, aerolínea que desde 2022 pertenece al Grupo Tata, uno de los conglomerados industriales más grandes de la India.
Desde la privatización, la compañía ha acelerado su modernización y expansión de flota, siendo uno de sus hitos más ambiciosos el megapedido de 470 aviones a Boeing y Airbus, realizado en 2023.
Del total de ese pedido, 290 aviones corresponden a Boeing, incluidos 20 nuevos Dreamliner 787, lo que revela la magnitud del vínculo comercial entre ambas firmas. Este nuevo accidente podría complicar las relaciones, frenar futuras entregas y reabrir debates sobre la conveniencia de seguir apostando por Boeing como proveedor principal.
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