Campanas doradas suenan esta Navidad en los mercados bursátiles del mundo. Y es que el precio del oro sigue subiendo como espuma. El metal precioso superó por primera vez los US$4.500 la onza. Ese aumento solo obedece a una combinación de tensiones geopolíticas, debilidad del dólar y expectativas de nuevos recortes en las tasas de interés de Estados Unidos el próximo año.
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En la jornada de este miércoles, el oro al contado (XAU=) subía 0,1 %, hasta US$4.493,76 la onza, luego de haber alcanzado un máximo histórico intradía de US$4.525,19. En paralelo, los futuros del oro en Estados Unidos, con entrega en febrero, registraban un avance de 0,3 %, cotizándose en US$4.520.
Un rally histórico: el mayor avance desde 1979
De acuerdo con Reuters, el oro acumula una mejora superior al 70 % en lo que va del año, el mayor incremento anual desde 1979. Este comportamiento responde a la búsqueda masiva de activos refugio por parte de los inversionistas, en un contexto marcado por la incertidumbre geopolítica y la expectativa de que la Reserva Federal continúe flexibilizando su política monetaria.
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Los activos que no generan intereses, como el oro, suelen verse favorecidos en entornos de tasas bajas, ya que disminuye el costo de oportunidad de mantenerlos frente a instrumentos financieros tradicionales, según referencias del mercado como FedWatch.
La plata y el platino también alcanzan máximos históricos
El repunte no se limita al oro. La plata ha subido más de 150 % en lo que va del año, superando al propio lingote. Este desempeño ha sido impulsado por una fuerte demanda de inversión, su inclusión en la lista de minerales críticos de Estados Unidos y el aumento de su uso industrial.
Tras los máximos alcanzados en la jornada anterior, tanto el oro como la plata renovaron sus récords, apoyados además por la debilidad del dólar y las apuestas de que la Reserva Federal de EE. UU. continuará bajando los tipos de interés durante el próximo año. El platino, por su parte, también tocó nuevas cotas históricas en este entorno de elevada demanda.
El precio del oro suele incrementarse porque funciona como un activo refugio en escenarios de incertidumbre económica y geopolítica. Cuando los mercados financieros enfrentan alta volatilidad, los inversionistas buscan seguridad en el metal precioso, elevando su demanda y, en consecuencia, su valor.
A esto se suman factores estructurales como la inflación persistente y la depreciación del dólar, que hacen que el oro conserve mejor su poder adquisitivo frente a monedas que pierden valor. Asimismo, las compras masivas de bancos centrales y fondos institucionales refuerzan la tendencia alcista en los mercados internacionales.
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