Cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) dan cuenta de que los jóvenes que no estudian ni trabajan en Colombia se redujeron un 9% en el último año.
Para contexto, en Colombia, los “ninis” son jóvenes que ni estudian ni trabajan. Este término se refiere principalmente a personas entre 15 y 28 años que, por diversas razones, no se encuentran involucrados en actividades educativas o laborales.
Es un fenómeno preocupante, ya que afecta el desarrollo personal de los jóvenes y limita sus oportunidades futuras, lo que contribuye a la desigualdad social y económica.
¿Cuántos “ninis” hay en Colombia?
Según la Gran Encuesta Integrada de Hogares, GEIH, del Dane, 24 de cada 100 jóvenes están en la condición de “ninis” en el país para el primer trimestre de 2025, enero-marzo.
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Para dicho trimestre, la población de jóvenes que no estudiaba ni se encontraba ocupada fue de 2.680.000 personas. Por sexo, esta relación para los hombres fue 8,0%, 883.000, y para las mujeres fue 16,3%, 1,79 millones. Eso da cuenta de que todavía hay una brecha laboral importante entre ambos sexos.
La población de jóvenes entre 15 y 28 años que está en edad de trabajar suma más de 11 millones en el país.
Los ninis bajaron 9%
Los resultados apuntan a que 266.000 jóvenes dejaron de ser “ninis” en el último año.
Esto se debe a que, entre enero y marzo del año pasado, esa población sumaba 2.946.000 en el país, mientras que este año se redujo a 2.680.000. Eso quiere decir que hubo una reducción del 9,2% entre un periodo y el otro.
Al ver las cifras, se puede apreciar que los hombres “ninis” pasaron de ser el 9,4% al 8% en los primeros tres meses de este año, mientras que las mujeres pasaron de ser el 17% al 16,3%.
Este es un problema que impacta negativamente al mercado laboral colombiano. La falta de formación y experiencia de estos jóvenes genera una brecha en la oferta de mano de obra calificada, lo que dificulta la competitividad del país y su capacidad para adaptarse a los cambios tecnológicos y económicos globales.
Además, la ausencia de oportunidades para este grupo puede aumentar las tasas de pobreza y desempleo, fomentando el ciclo de pobreza intergeneracional.
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