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China viene desplazando aceleradamente de la competencia a los Estados Unidos, cuyo gobierno Trump no puede ser más nefasto.
Por Alberto Velásquez Martínez - opinion@elcolombiano.com.co
Cuando el mundo contempla perplejo la guerra arancelaria creada por Donald Trump –presidente atacado por “el síndrome del piloto borracho que pulsa al azar los botones del cuadro de mando del avión”–, el expresidente del gobierno español Felipe González lo califica de “mercachifle, ignorante que ha venido rompiendo todas las reglas de juego comerciales y violando la normatividad imperante desde la Segunda Guerra Mundial”. Vaticina que el mundo se acerca, dada esta difícil situación comercial y financiera, a una recesión mundial similar a la que vivió hace cerca de 100 años con la quiebra de la bolsa de Nueva York.
China ha recogido el guante lanzado por Estados Unidos. Y pone a vacilar a Trump al aceptarle no solo la abolición de algunos aranceles sobre artículos chinos sino de exigirle trato igual para todos los creados contra el resto de sus exportaciones a los EE.UU. Es la pelea de dos gigantes industriales, militares, tecnológicos y comerciales empeñados en rediseñar un nuevo orden económico internacional. El mapa de la invasión de China en Europa, América del Sur y África no puede ser más impactante. Su crecimiento como socio comercial de las naciones que componen estos continentes, es abrumador. Viene desplazando aceleradamente de la competencia a los Estados Unidos, cuyo gobierno Trump no puede ser más nefasto. Está facilitando con sus actos demenciales que una buena parte del mundo se vaya cubriendo más de rojo que de azul, color con que el extravagante como decadente trumpismo pinta lo que le corresponde en el mapa del comercio mundial.
En ese amplio reportaje dado en Madrid, Felipe González censura la cercanía de Trump con Putin, porque valida la invasión rusa a Ucrania. Lo considera repudiable por el hecho de colocarse al lado del agresor. Lo sindica de estar destruyendo al viejo continente, “al abandonarla a su suerte por tomarse la foto con el tirano ruso”. Europa, sostiene el expresidente del gobierno español, “debe entender que no puede correr el riesgo de que el amigo americano decida que Europa es el obstáculo y que Putin es quien debe ser el interlocutor. Europa tiene que fortalecerse en defensa y seguridad”. Además, ratifica el estadista español, “el absoluto desprecio que siente Trump por América Latina”, argumentando que el Viejo Continente “tiene que hacer un esfuerzo para aproximarse a la zona de mayor identidad compartida, que es América Latina”.
González, quien hizo renacer económica y socialmente a España después de la larga dictadura franquista, sostiene que ese desorden internacional ha sido provocado “por la irrupción de Trump que está con la motosierra al servicio de una oligarquía y no del ciudadano estadounidense”. Y que mucho menos comprende que tiene al mundo al borde de la estanflación, combinación de estancamiento con inflación. Y peor aún, ¿estaremos con esta guerra arancelaria, en vísperas de una nueva recesión como la tuvo la humanidad en 1930, como lo insinúa el estadista español? El mundo sabe bien los estragos que causó.
PD. “La muerte no me angustia. Si viviéramos la vida para siempre, sería enormemente aburrida. Si fuéramos eternos, sería algo espantoso. La vida es maravillosa porque tiene fin”. (Mario Vargas Llosa).