x

Pico y Placa Medellín

viernes

0 y 6 

0 y 6

Pico y Placa Medellín

jueves

1 y 7 

1 y 7

Pico y Placa Medellín

miercoles

5 y 9 

5 y 9

Pico y Placa Medellín

martes

2 y 8  

2 y 8

Pico y Placa Medellín

domingo

no

no

Pico y Placa Medellín

sabado

no

no

Pico y Placa Medellín

lunes

3 y 4  

3 y 4

Líderes ebrios

hace 17 horas
bookmark
  • Líderes ebrios
  • Líderes ebrios

Por Daniel Carvalho Mejía - @davalho

Estamos saturados de líderes irresponsables, inconscientes de la altura, la dignidad y el valor de sus cargos; gobernantes, empresarios, influenciadores, autodenominados líderes sociales y de opinión, cuyos únicos faros son la vanidad y el ego. Sujetos que olvidaron los principios, las razones y las fuerzas que los llevaron a los roles que hoy ocupan. Personas egoístas que sólo se mueven por el cálculo de su sed de poder.

Presenciamos una época de líderes ebrios. Ebrios de popularidad, de ambición, de deseos malsanos. Ebrios de la fuerza que les da el poder; una fuerza que usan a diario para pisotear a los demás: a los inconformes, a los críticos, a los que no encajan en su rígida matriz de pensamiento. Los vemos a diario en las noticias nacionales e internacionales: arrasan países, invaden territorios, aplastan culturas, difaman instituciones, acallan las voces disonantes, se burlan de las normas, desprecian las formas. Y luego sonríen, cínicos y amargos. Divagan y se tambalean en su ebriedad. Luego, se disfrazan de amor y libertad. Los vemos a diario en las redes sociales, en asambleas mundiales y gremiales, en Estados Unidos, Argentina, El Salvador, Venezuela, Israel y Rusia, por mencionar casos icónicos; los vemos a diario, tristemente, en Colombia.

Tenemos demasiados líderes armados de odio, vomitando calumnias, desenvainando amenazas, llamando a la guerra. Son, además, solapados. Son cobardes. Incapaces de aceptar culpas, de reconocer errores, de corregir caminos. Cuando el tiempo, la información o la sabiduría popular los desmienten, corren a refugiarse en nuevas mentiras, en más amenazas, en otros enemigos. En sus discursos no prima la búsqueda del bien común sino la necesidad de tener la razón; su prioridad no es la gente, sino la acumulación de poder; su meta no es construir acuerdos, sino imponer sus dogmas.

Mientras estos falsos líderes disfrutan el festín del poder y la ebriedad de la soberbia, la gente sigue esperando. Esperando oportunidades, anhelando soluciones, implorando cambios reales. La gente, que no quiere discursos sino acciones; que se confunde por la manipulación cotidiana de sus líderes; que no entiende la indolencia de los poderosos, mira desde lejos esa orgía de ebrios que parece no acabar. Cambian los rostros, cambian los discursos, cambia el decorado; pero se mantiene la actuación.

Escribo con rabia y tristeza por el atentado canalla contra mi colega Miguel; escribo con preocupación por la situación tensa que vive la Humanidad; escribo con una desesperanza que no sentía hace tiempo. Creo, sin embargo, que no podemos resignarnos, que no podemos aceptar la derrota, que no debemos dejarnos arrastrar por el miedo, la desconfianza y el individualismo. La Humanidad ha superado momentos peores, con líderes peores; Colombia ha superado épocas más dolorosas, épocas también colmadas de conductores mezquinos y egoístas. Si dejamos de creer que podemos mejorar, le dejaremos el banquete servido a los agentes del egoísmo, el cinismo y la irresponsabilidad.

Por eso necesitamos formar, visibilizar y elegir líderes que estén a la altura del momento histórico. Líderes que prediquen y practiquen, que sean conocedores y dolientes de las necesidades de su gente; líderes serios, abnegados, humildes de corazón, que sean conscientes de su responsabilidad, que prioricen la ética por encima de la ideología y la solidaridad por encima de la ambición personal. Gobernantes que representen realmente la unidad nacional, soldados de la reconciliación y no de la revolución, que construyan acuerdos transparentes y no pactos amañados. Necesitamos líderes dignos, que no manoseen palabras profundas como amor, libertad y unidad; que no profundicen la maldad, el rencor y la mentira. Sé que los hay, conozco a muchos.

Sigue leyendo

Regístrate al newsletter

PROCESANDO TU SOLICITUD