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Por Diana Mercedes Herrera Montoya* - opinion@elcolombiano.com.co

El verdadero motor del sueño de ciudad

hace 12 horas
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  • El verdadero motor del sueño de ciudad
  • El verdadero motor del sueño de ciudad

Por Diana Mercedes Herrera Montoya* - opinion@elcolombiano.com.co

“Puedes diseñar, crear y construir el lugar más maravilloso del mundo, pero se necesita gente para hacer el sueño realidad”.

Walt Disney

Soñamos con una Medellín que sea epicentro de la tecnología, del entretenimiento, de la hospitalidad; hoy ese sueño empieza a tomar forma con el dinamismo que vemos en la movilización de diversos recursos: inversión de capital, desarrollo de infraestructura y un laboratorio a cielo abierto para la innovación.

Sin embargo, en medio del entusiasmo, corremos el riesgo de olvidar algo fundamental: todos estos recursos sólo cobran sentido cuando las personas desde su talento natural y la motivación, deciden cada día poner lo mejor de sí al servicio de ese propósito colectivo.

Es particularmente frustrante cuando las empresas apuestan por invertir en nuestra ciudad, pero no encuentran el talento que necesitan; o peor aún, lo hallan pero éste no permanece. Esto sucede, porque las personas no identifican afinidad con la labor desarrollada, con la cultura del entorno o no logran ajustarse a las dinámicas propias de la relación laboral y el cumplimiento del deber.

E ahí cuando corremos el riesgo de que todos los esfuerzos, las inversiones que se han hecho, y las visiones de futuro, se vayan por la borda y que estas iniciativas busquen otros espacios donde hallen el medio para materializar sus ideales productivos.

Quiero poner sobre la mesa una conversación clave para el ecosistema emprendedor: no basta con tener el talento adecuado; es indispensable atraerlo, conectarlo desde su talento natural, desde su propósito, desde su ser, desarrollarlo y sobre todo: ¡fidelizarlo!

No se trata únicamente de ofrecer formación técnica, sino de educar e inspirar desde edades tempranas para el hacer: partiendo desde la simpleza de la consolidación del sentido común para tomar decisiones, la iniciativa y la recursividad para hallar las soluciones, la persistencia para no rendirse y asumir los errores y frustraciones como parte natural del proceso; la determinación para navegar contextos cambiantes e inciertos, la habilidad para atreverse a generar conexiones, relacionarse y comunicarse con claridad, asumiendo una actitud crítica, participando de manera constructiva y respetuosa en discusiones que enriquecen, sin entrar en la emocionalidad de la polarización. (todos debemos leer la Carta a García)

Necesitamos formar ciudadanos capaces de asumir con disciplina el cumplimiento del deber, entendiendo que los derechos son correspondientes con las responsabilidades.

La formación del talento para el emprendimiento y la innovación es una tarea colectiva que va mucho más allá de lo técnico; requiere que volquemos la mirada hacia las personas, hacia los jóvenes que se incorporan al tejido productivo haciendo lo mejor que pueden con la información que tienen.

Implica ser empáticos, acercarnos de manera auténtica a la realidad de cada uno, entender qué motiva a cada persona, conocer su historia, sus sueños, su potencial, sus habilidades y exigirle dentro de las mismas.

Sólo cuando identifiquemos y potenciemos el talento natural de cada persona, podremos ver materializado el verdadero sueño: una Medellín no sólo productiva, sino habitada por ciudadanos realizados, alegres, motivados y apasionados por lo que hacen. Ahí está la diferencia.

*Gerente y fundadora-Gente OK

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Por Diana Mercedes Herrera Montoya* - opinion@elcolombiano.com.co

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