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La Era Atómica

hace 7 horas
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Por Humberto Montero - hmontero@larazon.es

La gran revolución energética global no se ciñe solo a la expansión de las energías renovables, una punta de lanza que necesita de sólidos cimientos en los que asentarse para expandirse. Como probó el apagón en la Península Ibérica del pasado 28 de abril, los récords de producción renovable –con picos de generación en aquellos días del 70%- volvieron más inestable el sistema y los respaldos fueron insuficientes. Por eso, se hace necesaria generación por turbina, para dar inercia a los sistemas eléctricos, regular la tensión y estabilizar los flujos. En ese contexto solo caben tres opciones viables hoy en día: carbón, gas y nuclear. Las dos últimas han sido consideradas “verdes” por la Unión Europea, paladín de la lucha climática.

Nos encontramos ante una nueva era, donde la energía nuclear se expande a marchas forzadas.

Con más de 1,19 teravatios de capacidad de generación eléctrica mediante carbón, equivalente al consumo energético de Estados Unidos, China ha puesto en marcha la iniciativa «Carbón a Nuclear» (C2N) en busca de la neutralidad de carbono para 2060.

Pekín busca optimizar las infraestructuras existentes para acelerar un proceso de descarbonización crucial para el coloso asiático, donde la polución de sus plantas y fábricas no deja ver el cielo en las grandes urbes.

Este enfoque, que va en la dirección opuesta al que ha emprendido el Gobierno de Pedro Sánchez en España, que sigue apostando por el apagón nuclear de los siete reactores españoles entre 2027 y 2035 por culpa del dogmatismo climático del ala comunista del Ejecutivo, que ha contagiado a todos sus miembros. Mientras tanto, la UE ha virado al pragmatismo, como China, con un plan de 241.000 millones de euros la previsión total de gasto que los socios comunitarios planean invertir en energía nuclear hasta 2050, tanto para la construcción de nuevos reactores como para la extensión de la vida útil de los existentes.

Con ello, se pasará de una capacidad nuclear instalada en la UE de 98 gigavatios eléctricos (GWe) en la actualidad a 109 GWe en 2050, según estas previsiones.

China pretende liderar este viraje. El mayor consumidor de carbón del planeta genera más del 60% de su electricidad a partir de este combustible fósil, un hándicap para alcanzar el pico de emisiones antes del año 2030 y lograr la neutralidad de carbono tres décadas más tarde.

Con 100 gigavatios (GW) de capacidad de carbón programados para el desmantelamiento antes de un lustro, la estrategia C2N pretende reconvertir las centrales térmicas de carbón en nucleares en vez de demolerlas, aprovechando las conexiones a la red eléctrica, los sistemas de refrigeración existentes y las ubicaciones estratégicas, especialmente en regiones costeras.

Este enfoque minimiza costes y acorta los plazos de construcción de nuevas plantas.

Pekín ha dado un paso decisivo al autorizar la construcción de una decena de nuevos reactores nucleares en sus regiones costeras.

Con 58 reactores operativos y 44 en construcción, China se encuentra en camino de convertirse en líder de la generación nuclear global en un horizonte de cinco años, con una capacidad proyectada de 113 GW.

Deberíamos seguir las señales que otras potencias nos muestran en lugar de creernos por encima del bien y del mal. Por supuesto, no todos los países son iguales, pero cuando Estados Unidos, China y la propia UE apuestan por la nuclear es que algo ha cambiado. Pragmatismo por favor.

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