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Vargas Llosa,

símbolo de coraje

hace 2 horas
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  • Vargas Llosa, símbolo de coraje

Por juan josé garcía posada - juanjogarpos@gmail.com

Aquella tarde del lunes 13 de septiembre de 1999 tuvimos con Vargas Llosa una tertulia memorable del Café Literario del Dominical en el auditorio de EL COLOMBIANO, colmado de lectores expectantes. El gran invitado entró con Belisario Betancur. Di una breve y expresiva bienvenida. Alberto Velásquez Martínez hizo la presentación formal del escritor que, once años después, en 2010, alcanzó el Nobel de Literatura.

Vargas Llosa había clausurado un día antes la Feria del Libro de Medellín, tras un homenaje de la clase intelectual y la dirigencia antioqueñas y un seminario con el Ateneo Barba Jacob, la obra de Néstor Jairo López. Tanto en el Café Literario como en los demás espacios en que lo escuchamos, nos habló con su proverbial vehemencia de la ficción y la novela como fuente de inspiración y de la responsabilidad ética del escritor como buscador de sentido en días de conflictivo cambio de milenio.

En la reunión de EL COLOMBIANO de la que hago memoria y transcribo de lo que escribí entonces, pasaron más de dos horas en que Vargas Llosa respondió preguntas de profesores y novelistas, estudiantes y demás presentes, recordó momentos de su vida, les aconsejó sentido autocrítico y disciplina a los jóvenes escritores, opinó sobre el refrescamiento del lenguaje público y político por los intelectuales a pesar de sus equivocaciones, y anunció que estaba terminando La fiesta del chivo, sobre la dictadura de Trujillo. En casi toda la edición del Literario del 26 de septiembre del 99 puede leerse la versión íntegra de aquel coloquio grabado con las constancias fotográficas en las páginas del periódico y en la memoria nuestra de lectores empedernidos.

Ahora, al morir Vargas Llosa, reafirmo lo que le dije al saludarlo en la recordada tertulia del auditorio del periódico: “Usted ha sido un intelectual consecuente con su vocación de fidelidad a las letras y las disciplinas del espíritu en este momento de la historia. Su presencia luminosa ha sido esencial para la cultura contemporánea, no sólo como novelista y narrador de clase sino también como conciencia crítica por medio del ensayo y el artículo de prensa, dos géneros que han sido decisivos para la propagación del pensamiento y la pervivencia de la literatura”.

Siempre habíamos presentido el Nobel para Vargas Llosa. Sobran consideraciones sobre sus afinidades políticas e ideológicas. Sus posiciones controversiales le costaron descalificaciones sin argumentos de no pocos progres que lo descalificaron por derechista. Ante todo, el suceso del otorgamiento del Nobel que celebramos al escuchar la gran noticia, entraña el reconocimiento consagratorio y definitivo al escritor que siguió vigente y pensante, al maestro de la prosa impecable, al defensor de la literatura como necesidad vital del ser humano y baluarte de la libertad. Se mantuvo muy vigente, digo, con todo y el peso del Nobel y no obstante el chismorreo de las revistas españolas del corazón. Vargas Llosa pasa a la historia como símbolo del coraje para defender sus ideas a capa y espada.

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