El experimento ANITA y cómo funciona
La detección fue realizada accidentalmente mientras el equipo rastreaba neutrinos de ultraalta energía. ANITA, un sistema de antenas montado en globos a 40 kilómetros de altitud, fue diseñado para captar emisiones de radio generadas por rayos cósmicos al chocar con el hielo.
Sin embargo, lo que encontró no fue una señal habitual. “Las ondas de radio que detectamos tenían ángulos muy pronunciados, como 30 grados por debajo de la superficie del hielo”, explicó Stephanie Wissel, astrofísica de la Universidad de Penn State. Según los cálculos, estas señales habrían atravesado todo el planeta, lo que resulta físicamente improbable con las partículas conocidas.
Por qué estas señales desafían la física actual
Los científicos descartaron que se tratara de neutrinos ordinarios o de reflexiones del hielo. Lo inusual es que las señales no presentaban la inversión de polaridad típica de los pulsos reflejados, lo que sugiere que podrían provenir de una fuente ascendente, algo que implicaría la existencia de partículas nuevas o interacciones más allá del Modelo Estándar.
Aunque se propusieron varias hipótesis, incluyendo emisiones por materia oscura o efectos de propagación aún no comprendidos, ninguna explica completamente lo observado.
Para verificar la naturaleza de las señales, el equipo contrastó sus resultados con datos del Observatorio Pierre Auger, el mayor detector de rayos cósmicos del mundo. Allí, se realizó una búsqueda exhaustiva de eventos similares entre 2004 y 2018, pero solo se encontró un caso aislado compatible con ruido de fondo.
Las simulaciones del equipo sugieren que, si las señales detectadas por ANITA fuesen eventos reales de partículas ascendentes, el Pierre Auger debería haber registrado al menos 34 eventos similares. La ausencia de estas detecciones refuerza el misterio.
La conclusión del estudio es clara: las señales existen, pero no encajan en las teorías actuales. “Podríamos estar al borde de entender algo totalmente nuevo, o al menos de encontrar la clave de lo que aún no comprendemos del todo”, admitió Wissel. Mientras tanto, el equipo trabaja en el desarrollo de PUEO, una versión más avanzada de ANITA con mayor sensibilidad, que podría arrojar luz sobre uno de los enigmas más desconcertantes de la física contemporánea.
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