La configuración de los lugares que se habitan tiene una gran influencia en el bienestar físico y mental. Las lecciones se han hecho evidentes con el tiempo, por ejemplo, la importancia del aseo y la ventilación para evitar la propagación de enfermedades, o el impacto de la luz natural en el estado de ánimo. La exposición a la luz solar estimula directamente la producción de serotonina, un neurotransmisor clave para el bienestar y el estado de ánimo, que ayuda a tener una sensación de felicidad y energía, como lo han demostrado diversos estudios científicos.
Es así como repensar los espacios puede traer más beneficios de los que se imaginan. Un tema que actualmente se estudia desde la neuroarquitectura, una disciplina que integra la neurociencia, la psicología ambiental y el diseño arquitectónico para crear espacios que favorezcan tanto el bienestar físico, como el emocional y cognitivo.
“A diferencia de la arquitectura tradicional, la neuroarquitectura se centra precisamente en cómo los entornos influyen en el cerebro y las emociones, y eso permite que el usuario de ese objeto arquitectónico pueda tener ciertos comportamientos. El objetivo de la neuroarquitectura, precisamente es que el usuario de este objeto arquitectónico tenga felicidad o se sienta feliz bienestar y que sea productivo”, sostiene la psicóloga Lourdes Carpy Chávez, de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Chiapas.
La academia ya se ha puesto en la tarea de apoyar con estudios los efectos psicológicos que ciertos cambios en el espacio habitacional pueden producir, sin embargo, no se trata de una serie de reglas rígidas, pues las decisiones que se tomen dependen de las necesidades del usuario, de sus posibilidades y del contexto del espacio, así que para una aplicación total de la neuroarquitectura es necesario consultar a un experto.
Aunque para Carpy hay algunas claves que ya se han popularizado y convertido en tendencias: una buena altura de techos, el uso de materiales orgánicos, la luz natural y el diseño biofílico, que busca reconectar a las personas con la naturaleza para mejorar la salud física y mental. Esto último se puede lograr incluyendo objetos como plantas en el diseño interior, pero también con el diseño arquitectónico con la apertura al paisaje.
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