Branyas nació el 4 de marzo de 1907 en San Francisco, Estados Unidos, y a los siete años regresó a España, el país natal de su familia. La mujer fue testigo de múltiples hitos históricos como la Primera y Segunda Guerra Mundial, la Guerra Civil Española, la caída del Muro Berlín y hasta se contagió de covid durante la pandemia, pero sobrevivió. Incluso, después de eso, en 2023 se convirtió en la persona más longeva del mundo.
Manel Esteller, autor principal del estudio en el que participaron 40 investigadores, le contó a El País de España que todo comenzó cuando se dio cuenta que María vivía cerca de su laboratorio. Así se le metió la idea en la cabeza de que debía estudiarla y, cuando por fin de conocieron, ella misma le dijo: “Estudiadme, aprended de mí”.
Lo que hizo este grupo de científicos fue tomar varias muestras de saliva, sangre, orina y heces de Branyas para poder analizarlas y comprender el por qué de sus 117 años. Además de su edad, lo que había llamado la atención de Esteller fue que ella enfermaba poco, no tenía enfermedades crónicas como hipertensión o diabetes, ni tampoco demencia, una condición relacionada con el envejecimiento.
Con las muestras encontraron que María presentaba una “fascinante dualidad: la presencia simultánea de señales de vejez extrema y de longevidad saludable”, en palabras de Esteller. Por ejemplo, su microbiota intestinal, los microorganismos que ayudan a desintegrar los alimentos, parecía la de una adolescente, un dato clave ya que se ha demostrado que el correcto funcionamiento de esta generalmente garantiza una buena salud física y mental.
Pero también vieron que sus telómeros, que se encargan de proteger los extremos de los cromosomas, eran cada vez más cortos, lo que en el campo médico es un signo de claro envejecimiento. Lo que sugieren los autores es que su sistema inmune y su microbiota, en parte, fueron los encargados de protegerla, al igual que los factores de neuroprotección y cardioprotección que evidenciaron en los resultados de las muestras.
Aunque este es un gran paso en el estudio de los supercentenarios, como todas las investigaciones tiene limitaciones. Una de ellas es que no es posible relacionar estrechamente las características biológicas de María con hábitos precisos. Por ahora se cree que la ausencia de hábitos perjudiciales como fumar o beber alcohol en exceso, una alimentación saludable y una vida sociable podrían ofrecer una explicación a más de un siglo de vida.
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