La música era tenue y venía del salón contiguo al que se exhiben los trofeos de un héroe del pedal. Esas estrofas del porro, que le daban alegría a la vieja vivienda, resultaban conocidas: “(...) la historia de Ramón Hoyos es algo muy popular, porque es el avión Refuego, de fama internacional (...) parece que ya se acercan los paisas en caravana: Hoyos, Mesa, Gil, Pintado y el Gallo de la montaña” (...).
Esta es la antesala, con sabor a reminiscencia, acompañada por los acordes de los Trovadores del Recuerdo y su canción Los Ciclistas, que introduce al visitante al museo El Primer Escarabajo del ciclismo colombiano, situado en la casa de la cultura José Duque Gómez del municipio de Marinilla, en la que hay 178 trofeos, 78 banderas y banderitas, 61 camisetas, 24 pantalonetas, 5 pares de zapatillas, 2 cascos de tiras, 89 álbumes de recortes de prensa, una réplica a escala de La apoteosis de Ramón Hoyos (1959), obra del maestro Fernando Botero, las 14 entregas del reportaje (1954) escrito por el ganador del premio Nobel, Gabriel García Márquez, un video de la Vuelta a Colombia de 1956, 37 placas, fotos, óleos y decenas de recuerdos –no todos expuestos–, de quien fuera el primer ídolo del deporte colombiano: don Ramón de Marinilla.
“Ramón manejó su museo, en nuestra casa, como si fuera un tesoro y no dejaba entrar a nadie a la habitación en la que lo guardó”, recordó su esposa Cecilia Hurtado, quien encabezó los homenajes realizados al ciclista, en Medellín (Safetti) y Marinilla, el mes pasado.
La visita guiada a esa casona, donde está el museo, fue el domingo 25 de mayo, un día antes de que el pentacampeón Hoyos Vallejo hubiera cumplido 93 años, pero su cita con la muerte fue el 19 de noviembre de 2014, a los 82 años.
En las vitrinas vive la historia de las gestas nacionales e internacionales del quíntuple campeón de la Vuelta a Colombia (1953, 1954, 1955, 1956 y 1958, en las que ganó 38 etapas). La última fracción en la que triunfó fue en la ronda de 1960. En la de 1955, el Marinillo lideró la barrida de los Paisas en Caravana, la que también llamaron la Licuadora Antioqueña. Esta copó los puestos del uno al siete de la general final, con el “Tetramotor” Hoyos (otro de sus motes) al frente, y quien ganó 12 de las 18 etapas, seis de ellas consecutivas. Además, fue coronado rey de la montaña y campeón por equipos.
Ese 12 de junio de 1955 también levantaron los brazos en la llegada al estadio Nemesio Camacho El Campín, sus compañeros antioqueños que hicieron la seguidilla: el Míster Honorio Rúa Betancur (subcampeón), Reinaldo de J. Medina (el ángel guardián), Justo “Pintado” Londoño, “el Potrillo de don Matías” Francisco Luis Otálvaro, Héctor “el Negro” Mesa y Juan “Pantalla” Montoya (séptimo).
“Ramón era un triunfador. Él fue un casa sola, un corredor completo de notable calidad, que dominaba todos los terrenos, tenía experiencia y eso le facilitaba las cosas. En esa Vuelta corrimos individualmente y por mis capacidades fui el subcampeón, ya que me tomé confianza en mi debut. Los antioqueños defendimos los siete primeros lugares hasta con las uñas, porque el campeón olímpico de 1948, José Beyaert quería el puesto de Juan “Pantalla” Montoya, quien era mi compañero de equipo”, relató Honorio Rúa Betancur.
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Ese fue parte del éxtasis de Ramón, el nacido en la vereda Chorro Hondo, de quien también se recuerda el doble título de ruta conseguido en los II Juegos Panamericanos celebrados en México-1955, cuando dominó la prueba individual y por equipos, en compañía de Benjamín Jiménez, Efraín “el Zipa” Forero y Justo “Pintado” Londoño, hace 70 años. Allí, mientras lo llevaban en hombros, le robaron las zapatillas.
Por eso es que hoy, el Escarabajo –como lo llamó el periodista Jorge Enrique Buitrago “Mirón”– perdura en la memoria y más, con lo testimonial del museo, de un óleo que reposa en el Concejo municipal y de su rostro pintado en una pared al lado de los mejores atletas del lugar. Y como lo resaltó el narrador Rubencho Arcila en un conversatorio, Ramón “hizo famoso a Marinilla, ya que por él, este municipio se dio a conocer ante Colombia y el mundo”.
Seguro que así fue, porque como dice la canción Los Ciclistas (1953), cantada por Félix Ramírez y Horacio Sánchez, “(...) la historia de Ramón Hoyos es algo muy popular (...)”.
Safetti le montó homenaje
El pasado 15 de mayo, una empresa se hizo museo para honrar la memoria de Ramón Hoyos Vallejo. Las instalaciones de Safetti, en el barrio Laureles de Medellín, fueron el epicentro de un emotivo encuentro de ruteros y pisteros de todas las épocas, la familia del pentacampeón de la Vuelta a Colombia, periodistas y dirigentes, para honrar las gestas del Marinillo.
Federico Vélez, director creativo de la compañía, extriatleta, exciclista de la Recreativa, escritor, diseñador y curador de museos, fue el gestor del homenaje a quien se considera el primer escarabajo del país, nacido en Marinilla, el 26 de mayo de 1932.
“Dicen que pedaleaba feo y que era de pocos amigos. Eso no le importa a la historia; nos quedamos con el palmarés del más grande ciclista de América en la década de los 50. ¿Era así de grande?, dudarán algunos incrédulos. Solo les diré que Gabriel García Márquez lo entrevistó, años antes de que Fernando Botero le dedicara un óleo monumental que tituló La apoteosis de Ramón Hoyos; ¿cuándo volveremos a ver a un ciclista entrando, en Colombia, victorioso a la meta, recibido por más de cien mil aficionados?”, rememoró Vélez González.
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En ese encuentro, cuyo escenario fue un selecto museo fotográfico con imágenes en blanco y negro –algunas de ellas convertidas en postales–, también estuvo uno de los ex compañeros de Ramón, Norberto Tamayo quien, a sus 90 años, recordó cómo él cuidó a su jefe de filas en la Vuelta a Colombia de 1958, “porque Ramón y yo montábamos el mismo marco 54. Estuve pendiente de él y siempre le di mi bicicleta, las veces que pinchó. Fue el mejor ciclista que conocí”, opinó el exrutero que vistiera el uniforme de Coltejer y quien clasificó 18 en esa ronda.
Entre los invitados especiales, se contó, igualmente, con Ricardo Montezuma, destacado historiador del ciclismo, quien resaltó el papel histórico del corredor paisa. “Ramón Hoyos puede ser la primera personalidad popular e ídolo nacional. Su fama nació y creció con la televisión, por la publicidad que hizo de varios objetos para la creciente clase media colombiana en diarios y revistas. Es el único colombiano inmortalizado por obras de Gabriel García Márquez y Fernando Botero”, aseguró Montezuma en esa cálida y elegante velada.
En Marinilla está el museo
La ilusión de Ramón Hoyos era tener un museo para que se preservara su memoria. Álvaro, uno de sus hijos, siguió las instrucciones del padre y cuidó las pertenencias de don Ramón de Marinilla como si se trataran de un tesoro.
Por años, Álvaro y sus hermanos guardaron en el almacén de bicicletas de su progenitor, esa colección de objetos que el ciclista recogió con esmero a medida que se presentaron los triunfos.
En el año 2019, Erasmo Muñoz, exciclista del Cico de Rionegro y exsecretario de Desarrollo Económico de Marinilla tuvo un papel trascendental en el hecho. Le expresó a Álvaro Hoyos Hurtado que, en el municipio querían montar un museo del quíntuple campeón de la Vuelta a Colombia, para honrar la memoria de quien nació allí y para atraer el turismo.
Con el visto bueno del alcalde Édgar Villegas, contó Muñoz, se dieron los primeros pasos y en el mandato del burgomaestre Gildardo Hurtado, el museo abrió sus puertas, el 25 de marzo de 2022.
Hoy, un equipo de funcionarios de la Alcaldía vela por el buen estado del lugar, que a un lado tiene también el atractivo de la colección de cruces, cristos y crucifijos Roberto Hoyos. “Los museos reciben visitantes de Alemania, Francia, España, Estados Unidos, Centroamérica, Argentina, Chile, México y Colombia y pueden tener una media de 20 mil personas al año”, según lo dijo Virgilio Chacón Duque, coordinador de museos de la Secretaría de Cultura y Patrimonio del municipio, y quien hace equipo con Patricia Arcila, Juan Diego Giraldo y Édgar Adolfo Castaño.
El día del homenaje a Ramón Hoyos, el “santuario” del excorredor, contó con la visita guiada de participantes de la ciclovía, un grupo de turistas del Nordeste paisa y se realizó un conversatorio sobre la vida del deportista marinillo más importante de la historia. Allí, los visitantes, encabezados por la familia Hoyos Hurtado, fueron acogidos, entre otros, por Katherine Castaño, Julián Smith Montes, Fabio Suárez y Édgar Adolfo Castaño que, desde sus cargos, igualmente jalonan por el crecimiento cultural y deportivo de Marinilla.
