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Fanatismo vs. Libertad

Educar en democracia implica enseñar que la discrepancia no es una amenaza, sino la esencia misma de la vida en común.

hace 4 horas
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  • Fanatismo vs. Libertad

Por José Manuel Restrepo Abondano* - Jrestrep@gmail.com

El asesinato del activista americano, Charlie Kirk y el triste atentado de muerte contra el senador Miguel Uribe, son dos hechos separados por contextos, pero unidos por un mismo síntoma social: el avance del odio, del fanatismo y de la ideologización que sustituyen la fuerza de los argumentos por la violencia física o verbal. Cuando una sociedad llega al punto de considerar que eliminar al otro, ya sea con un arma o con el insulto, es válido, estamos frente a un peligroso bloqueo a las libertades y en especial la libertad de opinión.

En Colombia, el atentado contra Miguel Uribe mostró hasta dónde puede llegar la intolerancia. En esta misma columna yo hacía un llamado de atención a cómo el país no puede permitir el regreso a eso que vivimos en los noventas, cuando el miedo buscaba ocupar el lugar del diálogo. Todos somos conscientes de multiplicidad de trinos, provenientes de la política en Colombia en los que Miguel Uribe fue blanco de estigmatizaciones por sus posiciones, y peor aún por las posiciones de sus familiares. La intolerancia terminó por convertir la diferencia ideológica en odio, y ese odio en violencia. Como consecuencia, los hijos pequeños quedaron sin su padre, una familia quedó destrozada, y todo por el simple hecho de que alguien se atrevió a defender sus convicciones. No es sólo un drama político: es una tragedia humana que debería estremecer a toda la nación. Algo muy parecido a lo que le sucede con la familia Kirk.

La academia tiene aquí una misión irrenunciable. El propio concepto de universidad significa “unidad en la diversidad”. La universidad debe ser un espacio donde se reconozca el valor del otro, incluso en la divergencia. Educar en democracia implica enseñar que la discrepancia no es una amenaza, sino la esencia misma de la vida en común. Un campus que censura voces incómodas o calla debates polémicos traiciona su razón de ser. Por eso, el papel de la educación es abrir horizontes, no cerrarlos; construir ciudadanos críticos, no fanáticos; sembrar respeto, no intolerancia. Que contra sentido entonces que Kirk haya sido asesinado por sus opositores justamente en una universidad.

Igualmente lamentable que las redes sociales se han convertido en cloacas donde la violencia verbal se normaliza. Allí se ataca y se insulta como arma política. Se pretende censurar al que piensa distinto mediante el linchamiento digital. La Corte Constitucional ha recordado que la libertad de expresión no ampara la difamación ni el agravio. Sin embargo, hoy vemos cómo el fanatismo convierte cualquier matiz en motivo de odio, y cómo la ideologización degrada el debate público a un campo de batalla de etiquetas y descalificaciones.

Ni en las calles, ni en las universidades, ni en los entornos digitales podemos tolerar que la violencia sustituya al diálogo. Defender la libertad de expresión no significa aplaudir todas las posturas, pero sí garantizar que ninguna sea silenciada por el miedo. Necesitamos una sociedad donde impere la libertad de expresión, y donde el disenso se resuelva con palabras y razones, no con balas ni con insultos. Solo así honraremos a quienes fueron silenciados, como Kirk o Uribe, y evitaremos que su destino se repita.

*Rector Universidad EIA

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