Héctor Villegas, hoy de 35 años y convertido en ortodoncista, sí que sabe lo que le puede cambiar a un niño la vida cuando le realizan una corrección de labio fisurado y/o del paladar hendido.
Esta patología que se produce por una falla en el cerramiento en las membranas de la parte superior de la boca durante el embarazo, le ocurre a 1 de cada 750 niños en Colombia –lo cual compagina con la tasa a nivel mundial– y Villegas fue uno de ellos.
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Gastaron diez operaciones en total para hacerle el retoque y ahora él es el coordinador de una campaña emprendida entre la Gobernación de Antioquia; la organización rotaria Rotaplast, con sede en Boston (Estados Unidos); el Hospital General y un conjunto de empresas y entidades benefactoras, las cuales, entre el 7 y el 17 de julio próximos intervendrán a cien antioqueños –casi todos niños y niñas– que sufren esa enfermedad.
El doctor Villegas cuenta que fue paciente en la Clínica Noel desde bebé, de manera que pasó nueve veces por el quirófano durante su infancia, pero le faltaba una cirugía y se la hizo, ya grande, cuando estaba en su cuarto o quinto semestre de odontología, y así fue también paciente de la llamada Operación 100 Sonrisas Rotaplast, que ahora tendrá el honor de dirigir por primera vez en la parte logística, en representación del Club Rotario de Medellín.
Eso quiere decir que su misión será facilitarles el trabajo y tener todo dispuesto para que 32 especialistas extranjeros y alrededor de 30 rotarios que también llegan a la ciudad procedentes de Estados Unidos para brindar apoyo, cumplan con este cometido.
Fuera de eso, hay todo un equipo local. De hecho, el Hospital General pone a disposición todo el personal de anestesiólogos, instrumentadoras y enfermeras que atienden sus 10 quirófanos, en la medida en que sean necesarios.
En esta suma de voluntades, los líderes sociales, docentes, hospitales y las administraciones municipales canalizan los casos; mientras que la Fuerza Aérea transporta a los pacientes que están en los sitios más lejanos. Hay además empresas que donan dinero para subsidiar la alimentación y el hospedaje en Medellín.
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“Lo que hacemos es la búsqueda activa de los niños en todo el departamento, para la inscripción inicial y la posterior valoración. Buscamos es una solución a un problema que tiene el sistema, y es que no hay capacidad para la atención”, afirma la subsecretaria de Prestación de servicios de la Gobernación (depende de la Secretaría de Salud), Dora Arcia Idabur.
Aunque estas cirugías están dentro del Plan Básico de Salud, lo cierto es que hacerlas dentro del trámite normal de una EPS, a una familia residente en una vereda distante le implicaría por lo menos seis venidas a Medellín, con el consecuente gasto en dinero y tiempo, a sabiendas de que conseguir una cita con especialista demora cerca de seis meses; y por esas barreras de acceso, en buena medida, es que el 90% de los niños que padecen la falla mencionada no logran un tratamiento a tiempo, con consecuencias como desnutrición, problemas en el habla y en la autoestima que los marcan por el resto de la vida. En cambio, por esta vía solo es un desplazamiento para la valoración previa por los especialistas y otro para la intervención.
“Una intervención de estas tiene demasiado impacto porque le da esperanza a la persona, puede dar más seguridad en el sentido de que mejora la autoestima, hace que la persona se acepte y quiera más e incide en la forma como enfrenta la vida; ahí vienen muchas cosas buenas”, apunta desde su experiencia propia.
Villegas aclara igualmente que la cirugía no es el único momento de la recuperación, sino que, antes y después, requiere que intervengan equipos multidisciplinarios con médicos, psicólogos, nutricionistas, odontólogos y genetistas, entre otros.
“Por eso soñamos con tener relación con centros de atención integral en el país”, señala.
Además de su participación episódica en estas campañas, Villegas se está centrando en ver cómo se previene el labio fisurado y el paladar hendido, porque sí se puede.
Según explica, esto pasa por planear bien la gestación, midiendo los niveles de ácido fólico y multivitaminas por lo menos tres meses antes de que una mujer decida “encargar”.
Fuera de eso –añade– como la cara del niño se forma en las ocho primeras semanas del embarazo, es importante asegurar que tenga una buena alimentación y el papá también se debe cuidar de consumir drogas por lo menos en los tres meses previos.
En general, de un 15% a un 17% de los progenitores con fisura tienen posibilidad de engendrar niños con esa misma dificultad, pero la buena noticia es que si se administra suplementación con ácido fólico y multivitaminas se puede reducir esa posibilidad en casi un 70%.
Otras medidas tienen que ver más con el control de las causas ambientales que estarían asociadas a la ocurrencia de estas patologías, como la presencia de químicos en el aire y en los alimentos. No en vano, es que buena parte de los pacientes que llegan a la Operación 100 Sonrisas en este departamento proceden de Urabá, Chocó y el Bajo Cauca.
Y si bien no hay cifras particulares sobre la incidencia del labio fisurado y el paladar hendido en Antioquia, el doctor Villegas plantea que existe la hipótesis –avalada por la casuística regional– acerca de que la exposición permanente a los pesticidas usados en las plantaciones de fruta, debido a las aspersiones aéreas que se realizan, sería un factor de riesgo y hace que la posibilidad de tener un bebé con fisuras aumente por encima del 70%.
Ello también sucedería en zonas donde se fumiga con glifosato y en las áreas, como el Bajo Cauca y el Nordeste antioqueño, donde se usa mercurio para separar el oro de las rocas y de otros metales.
“En esta enfermedad lo más común son los factores ambientales; hay un factor de riesgo por la exposición de químicos pero hay algunas personas que están en contacto y no desarrollan nada; en un 20% los factores son genéticos; también hay agentes infecciosos como la rubeola o el toxoplasma que pueden predisponer; esto es algo multifactorial”, agrega Villegas, quien dice que en su caso particular no está muy seguro qué pudo incidir.
Debido a prácticas endogámicas –uniones entre la misma familia–, el labio fisurado y paladar hendido se hace igualmente presente en muchas comunidades indígenas o afrodescendientes, lo mismo que en áreas campesinas.
“Por ser Antioquia un departamento eminentemente minero y además los agropesticidas que se utilizan en Urabá, hacen que haya posibilidad de una presencia mayor de estos problemas”, recalcó la subsecretaria Arcia.
Unión de solidaridades
Juan Gallego, nacido en Itagüí y quien funge como enlace con Colombia del club rotario Rotaplast, de la ciudad de Chelsea (Massachusetts-EE. UU.), cuenta que no es difícil reclutar el grupo de profesionales y auxiliares que vienen al país porque muchos de los miembros de la organización son cirujanos jubilados, con ganas de ayudar a la humanidad. De hecho, estas brigadas se hacen en varias partes de Latinoamérica, Asia, África y Oriente Medio.
Ninguno de ellos cobra e incluso, el personal de apoyo paga el pasaje, aunque les dan viáticos. La entidad se sostiene a punta de donaciones. Las campañas en Colombia iniciaron con venidas al hospital San Jorge, de Pereira, donde hicieron 14 misiones, pero salieron de allí cuando conformaron un grupo que asumió lo que ellos hacían.
“Estábamos buscando otra sede y yo siendo colombiano empujé para que se pudiera hacer en Medellín”, apuntó. Inicialmente hicieron dos misiones a Apartadó y luego decidieron establecerse en la capital antioqueña por la facilidad de traer pacientes de distintas subregiones. Esta es la sexta jornada acá y de esta manera han operado a casi 700 personas.
“Hemos establecido buena relación con la Gobernación, con la Alcaldía y con el Club Rotario; ha sido un matrimonio muy, pero muy exitoso”, dijo. La idea sería que dentro de unos años acá también ocurriera lo mismo que en la capital risaraldense.