Detrás de cada ron de la Fábrica de Licores y Alcoholes de Antioquia (FLA), desde los que se exhiben en cualquier tienda hasta las ediciones más exclusivas, hay un hombre cuya combinación de conocimiento, curiosidad y creatividad ha sido clave en su creación.
Se trata de Hugo Álvarez, maestro ronero e ingeniero químico, quien ha estado al frente de una transformación clave en la FLA durante sus 23 años en la empresa. Bajo su liderazgo, la destilería pasó de tener apenas dos marcas de ron a comienzos de siglo a ofrecer hoy más de 15 referencias, pensadas para distintos públicos y paladares.
EL COLOMBIANO habló con el maestro ronero sobre su experiencia, sus gustos y hasta la forma en la que busca enseñarles a las personas a consumir esta bebida, muy presente en las celebraciones familiares y de amigos, al igual que en las festividades.
¿Cómo nació su labor como maestro ronero?
“De profesión, soy ingeniero químico, entonces tengo esa posibilidad de entender las reacciones que ocurren dentro de un proceso de añejamiento, dentro de un proceso de producción de un buen ron. Eso me motivó a conocer, a apreciar el mundo de los licores, a conversar con diferentes maestros roneros de diferentes países. Me nutrí de ellos, de maestros roneros venezolanos, caribeños, de República Dominicana y de otros países y eso me dio la posibilidad de aprender un poco más”.
¿Usted heredó esta labor de alguien más?
“Solamente te cuento lo siguiente. Cuando yo llegué aquí no existía sino Ron Medellín Añejo 3 años y Ron Medellín 8 años, además del Aguardiente Antioqueño tapa roja. Ahora contamos con un portafolio tan grande y tan aspiracional bajo el liderazgo mío, pero con un grupo muy profesional con el que trabajamos de la mano”.
¿En qué se inspira para elaborar los rones?
¿Cómo es la labor de creación y producción de un ron?
“Llevo 23 años y para mí todos los días no son iguales. Yo me levanto un día y quiero hacer algo, lo hago. No es una rutina, no es una manera, es un día a día diferente. En el centro de producción de rones hay mucho para hacer, aquí hay mucho para vivir, para sentir, entonces es jugar, es buscar qué pretender o qué querer. Cada día trae su afán”.
Para la elaboración de los rones son claves los toneles. ¿Cómo se ha transformado la empresa en este tema para crear tantas gamas de esta bebida?
“Esa historia es interesante. Cuando yo llegué aquí no existían sino 68.000 toneles y todos eran de madera colombiana. Ahí fue donde nos empeñamos a buscar perfiles, dependiendo del tipo de madera y empezamos a conseguir maderas canadienses y nos fuimos yendo hacia la madera americana. Si vas a ver, es una de las maderas más apetecidas en el mundo de las bebidas destiladas y las espirituosas. Llegamos a tener 200.000 toneles y hoy contamos con 133.000 toneles, en los que pacientemente vamos llevando las siembras”.
¿Y ya creó el ron que usted considere que es el más perfecto?
“Todavía no lo he hecho, diría eso, porque cada día trae una experiencia nueva. Uno de los mejores es el Ron Medellín Gran Solera de 19 años, un ron de características únicas por su proceso. Ya estamos presentando un nuevo ron (Ron Medellín Dos Maderas) que también tiene otras características totalmente diferentes y un proceso totalmente diferente”.
¿Ha tenido interacción con maestros roneros de otros países para aprender trucos?
¿Cuál ha sido el ron más malo que ha producido? ¿Ha tenido que dejar de producir alguno por una baja calidad?
“Sabes que en el mundo de las bebidas espirituosas como son los rones no hay nada malo. Se pueden utilizar. Cuando tú haces unos ensayos y miras que no ha enderezado como tú quieres, pacientemente lo que haces es llevarlo a que se nutra de otro tipo de madera y que lleva el proceso a otro producto”.
Además de producir rones, también es un experto en la formación para consumirlo. ¿Cómo se debe tomar un ron?
“Respeto qué quiere el consumidor y cómo lo quiere tomar. Me gusta mucho la parte de orientar al consumidor y me parece que un buen ron, principalmente aquel que es único en su categoría por su proceso y sus aromas y sabores, hay que tomarlo solito. Luego existen otro tipo de formas de tomarlo, como un trago largo, puede ser con un hielito en las rocas, donde él se nutre de ese frío y va a sentir que se compactan esos aromas y que la gente lo va a sentir mucho más moldeable, más suave”.
Dijo que se encuentra en la etapa final de su carrera. ¿Ya está formando a su sucesor?
“Actualmente vengo trabajando con una persona que fue seleccionada en un proceso dentro de la empresa, una persona que tiene experiencia de 14 años en el proceso de rones. Vengo entregando ese legado, en el momento en que dé un paso al costado, él queda con todo, con esa pasión que es la familia Ron Medellín”.
¿Cuál es el gran desafío que se tiene a corto plazo?
“Lo que necesitamos es seguir cautivando al consumidor que pida un verdadero ron, real, 100% natural, como es el Ron Medellín, y buscar nuevas emociones para los consumidores”.
¿Quedará una última creación?
“Vamos a estar otro ratico. Se vienen cosas nuevas. No es el momento de decirlo, pero venimos trabajando y trataremos de que este año tengamos otros dos grandes invitados de Ron Medellín”.