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Ríos monstruosos, felinos mitológicos, fincas con agujeros negros: ¿por qué circulan historias falsas sobre Antioquia?

Por ser un cotizado destino turístico, este tipo de contenido viral y dañino sobre varios lugares del departamento ha ganado cada vez más terreno.

  • Este es el organal de San Antonio en Támesis, involucrado en la noticia falsa del río subterráneo, y que podría verse en riesgo si este tipo de contenido se traduce en turismo masivo sin control. FOTO: EL COLOMBIANO
    Este es el organal de San Antonio en Támesis, involucrado en la noticia falsa del río subterráneo, y que podría verse en riesgo si este tipo de contenido se traduce en turismo masivo sin control. FOTO: EL COLOMBIANO
hace 6 horas
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El asunto dejó de ser anecdótico y ahora tiene todas las características de un patrón. Las falsas noticias sobre lugares y hechos en Antioquia se han convertido en una peligrosa moda en redes sociales por los riesgos que pueden llevar a decenas de comunidades, biodiversidad y ecosistemas del departamento.

Hace tres meses surgió la del falso río subterráneo, según aseguraron los videos hechos con imágenes de internet y videos reciclados, se trataba de un hallazgo que partiría en dos la historia del planeta, pues un grupo de científicos (sin dar ningún nombre) habían encontrado el río subterráneo más grande del mundo, descubierto en Támesis, o Urrao, en alguna parte de Antioquia. La precisión no era lo que les interesaba a los creadores del bulo y sus propagadores, sino simplemente generar confusión y viralidad apelando a la curiosidad de las personas. Y lo lograron, cientos de comentarios de personas en Antioquia aseguraban en las publicaciones cosas tan absurdas como que habían conocido el río o que Dios había bendecido al departamento con tan únicas riquezas naturales. “Hermoso. Es urgente que este gobierno lo declare patrimonio natural de Colombia y que nadie pueda entrar a explotarlo”, decía una de las reacciones.

El falso hallazgo científico salió de una cuenta de Youtube disfrazada de plataforma de contenido educativo y científico, pero que se dedica a montar videos sensacionalistas con un guión trillado pero, por lo visto, efectivo. Pone títulos sugestivos, imágenes con IA de paisajes inexistentes y fotos caricaturizadas de políticos como Gustavo Petro, Donald Trump y Claudia Sheinbaum, y luego anuncia el descubrimiento ya sea del río subterráneo más grande del mundo, la mina que produce oro de manera infinita, un mundo perdido más imponente que Machu Picchu, en fin.

El geólogo de la Universidad Nacional, Manuel Martínez Cortés, señaló que tras hacerle seguimiento a este tipo de publicaciones han encontrado varios patrones, pero principalmente dos que les preocupa mucho a los académicos: la utilización de inteligencia artificial como contenido supuestamente real y la manipulación de hechos e información científica, incluso investigaciones recientes reconocidos científicos colombianos, para deformarlos y falsearlos de modo que encaje con la narrativa que intentan vender.

Estos mismos patrones aparecieron en otro video que puso en alerta a la comunidad en Sabaneta, luego de que comenzara a circular la semana pasada un video que utilizaba logos y cabezote de Teleantioquia Noticias, con música alarmante estilo “última hora” mientras una voz robótica aseguraba que un puma negro estaba circulando por zonas del municipio, como en La Doctora. También estos propagadores de noticias falsas utilizaron términos científicos para intentar volverse virales, mientras creaban incertidumbre entre la ciudadanía por la supuesta presencia de un felino que ni siquiera existe, porque hasta ahora no existe en el planeta ni un solo registro de un puma negro. Los únicos felinos negros son los leopardos y jaguares con mutaciones genéticas que oscurecen su pelaje.

En este caso el origen es más difuso que el primer caso. Un rastreo en buscadores arroja decenas de cuentas de TikTok dedicadas a difundir supuestas noticias virales y hechos insólitos de Antioquia. De algunas cuentas que compartieron el video del puma negro, que resultó ser un video hecho con inteligencia artificial, han salido videos de historias como las de las tribus caníbales que viven bajo tierra en Medellín o sobre el falso brote de VIH en Medellín y Colombia que circuló a principios de 2025 y puso a las autoridades de salud en serios aprietos para poder aclarar esa mentira que se hizo masiva.

También son más confusas las intenciones, pues no se trata solamente de monetizar contenido en redes. En otros casos también asoma un interés de negocio, pero este sí más puntual y real: masificar destinos turísticos.

En esa ola de bulos, lugares inexistentes y demás, también pululan contenidos sobre casas del terror en el Valle de Aburrá. Ahí aparecen nuevamente la combinación intencional de hechos reales con mentiras. Reconocidos hechos de violencia ocurridos durante el conflicto armado vinculados falsamente con lugares que no tienen nada que ver con dichos casos. Falsos arqueólogos que han encontrado tesoros precolombinos o cazadores de supuestos túneles y guacas de narcotraficantes. Casas como de la dimensión desconocida, como fincas en el Oriente antioqueño, donde supuestamente agujeros negros o algún otro tipo de fuerza al estilo triángulo de las bermudas desaparece a quien merodee por allí.

Una búsqueda a las cuentas que venden estas historias o las difunden arroja que la mayoría son de personas que se dedican a promocionar destinos y actividades turísticas, una de las tendencias más redituables actualmente para los llamados influenciadores, pues el turismo es una de las economías más gigantescas en el planeta. En 2024, según la OIT, movió a 1.400 millones de personas impulsadas por el deseo de conocer y disfrutar de otros lugares del planeta. Y en ese poderoso negocio, los influenciadores han ganado terreno después de pandemia de manera acelerada.

Incluso existe el término “turismo viral” que hace referencia específicamente a las actividades o destinos que cuya demanda se debe específicamente al contenido de influenciadores en Instagram o TikTok. Y también existen ya investigaciones enfocadas concretamente en los estragos que este tipo de turismo ha causado en cientos de ecosistemas y santuarios naturales. Los académicos empezaron a acuñar el término “búsqueda del tesoro” para hablar del tipo de contenido que busca vender experiencias, lugares, historias como inéditos. Por ejemplo: “estas son los restaurantes ocultos en el Centro de Medellín”, “este es el pueblo oculto que se quedó detenido en el tiempo en Antioquia”, “este es el río más natural y transparente de Antioquia”, en fin.

Con miles de personas dedicadas a ese oficio, la competencia ha hecho que cada vez más pasen de promocionar destinos conocidos, a otros cuyo potencial turístico había sido inexplorado, y finalmente a otros donde cualquier actividad turística masiva resulta directamente adversa, o como último recurso, historias falsas de lugares para promocionarlos a base de mentiras y deformaciones.

Un ejemplo de esto último es el del mal llamado Machu Picchu paisa, que se hizo viral en 2023 llevando con falsas expectativas a miles de turistas al cafetero pueblo de Betania, que nunca había explotado su vocación turística y de un día para otro se vio inmerso en una dinámica que llevó todo tipo de problemas de seguridad y convivencia. El lugar, tal como lo narró EL COLOMBIANO en una crónica en 2024, resultó ser una estructura tipo gavión construida por Corantioquia sin ninguna utilidad durante años que ofrecía una bella vista de las montañas del Suroeste, pero que nada tenía que ver con ruinas ancestrales como intentaron promocionarla.

Otro caso reciente ocurre en Santo Domingo, donde unas cuentas dedicadas a sitios turísticos empezaron a difundir hace tres años que existía uno de los toboganes naturales más largos del mundo. Según las denuncias recibidas por Cornare, los campesinos del corregimiento de Botero comenzaron a padecer problemáticas ambientales, contaminación de cuencas, invasión de la propiedad privada, basuras y problemas de convivencia por cuenta del dichoso tobogán que es una curiosa formación de rocas sobre el río la cual nunca tuvo vocación turística organizada por parte de la administración municipal.

Precisamente, tal como lo explicó David Echeverri, jefe de Bosques y Biodiversidad de Cornare, este tipo de masificación turística en cientos de lugares del departamento están llegando mucho antes de que las comunidades o las autoridades departamentales, locales, nacionales y ambientales tengan algún plan de regulación y control para evitar estragos o, incluso, para al menos garantizar que parte de ese boom representará algún beneficio económico para los nativos.

Justamente, la expoliación cultural es uno de los procesos identificados en este tipo de fenómenos. No en vano, detrás de un gran porcentaje de cuentas en diversas plataformas que están detrás de este tipo de contenido sobre lugares o hechos en Antioquia son extranjeros.

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