Hay dos mujeres en Colombia que vienen escalando alto y que, gracias a su osadía, pasión y valentía por hacer posible lo que parece imposible, están cerca de escribir una página histórica en el deporte del país.
Ver cómo Ana María Giraldo Gómez y Ana Isabel Bustamante han logrado lucir su fina sonrisa en algunas de las cumbres más elevadas de la Tierra —alrededor de la nieve, en medio de la intemperie, bajo temperaturas bajo cero, muchas veces con la lluvia golpeando fuerte sobre su humanidad y el afanoso frío extremo intentando congelar todo a su paso—, sumado a la expectativa de dar pasos firmes donde pocos se han atrevido a estar, da cuenta de la fortaleza física y mental que poseen estas montañistas.
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Ana María, nacida en Manizales hace 45 años, es mamá, conferencista internacional y entrenadora mental. Ana Isabel, de 39 años, natural de Antioquia, es conferencista motivacional, ingeniera y directora de proyectos. Ambas hacen parte del Reto de Montaña 7 Cumbres, con el cual ya han logrado llevar la bandera tricolor a las cimas de cinco continentes.
Ahora, Giraldo Gómez se prepara para convertirse en la primera mujer colombiana en completar las siete cumbres. Ya coronó el Monte Aconcagua (América, 6.962 metros sobre el nivel del mar, en 2003), el Elbrús (Europa, 5.642 m, en 2003), Denali (Norteamérica, región ártica, 6.190 m, en 2004), Everest (Asia, 8.848 m, en 2007), el Kilimanjaro (África, 5.891 m, en 2011) y Carstensz (Oceanía, 4.884 m, en 2019).
Solo le resta por escalar el Monte Vinson, el punto más alto de la Antártida, cuya elevación es de 4.892 metros (21 km de largo y 13 de ancho), y al que intentará llegar entre la última semana de noviembre y las dos primeras de diciembre, junto con Bustamante, quien ya ha tocado la cumbre en tres de esos picos (Aconcagua, Kilimanjaro y Elbrús).
Un triunfo tras un largo camino
Ana María Giraldo, casada con Francisco Rivera desde hace 13 años y madre de Simón, de 11 años, y Rafael, de 10, siente emoción al saber que está cerca de conseguir algo que muchos ni siquiera imaginaban que podría alcanzar una colombiana.
“Significa un logro grande, no a nivel personal, pues en este han estado implícitos todo un equipo que se ha transformado a través de todo este tiempo”, comenta Ana María, al recordar que esta idea comenzó en 2001, cuando los primeros colombianos llegaron al Everest y lograron estructurar el proyecto 7 Cumbres, invitándola a ser parte del equipo en 2002, comenzando con el Aconcagua.
“A partir de allí se presentaron varias situaciones, con muchas más montañas. Ya han pasado 23 años, con sus subidas, bajadas y momentos incluso de parar, entonces esto es hacerle honor a un camino, demostrarles a las demás personas la capacidad que tenemos de lograr lo extraordinario. El hecho es atreverse a recorrer lo que es difícil, sorteando obstáculos y venciendo miedos”, indicó la caldense Giraldo.
Entre tanto, para su compañera de cordada —van unidas a una cuerda—, la paisa Ana Isabel, el hecho de visitar lugares que pocas personas se han atrevido a recorrer representa algo fascinante. Además, señala que la llena de emoción promover esta actividad entre las mujeres colombianas y las personas que tienen sueños.
“Poder estar en la Antártida es algo increíble. Simboliza lograr lo extraordinario, trabajar por lo que uno se propone en la vida y conseguirlo, y que a partir de ello puedas inspirar a otras personas para que también se esfuercen por lo que desean”.
La medellinense dice que cuando está en la montaña saca fuerzas para seguir adelante al pensar en su familia, su pareja Alejandro Sánchez y en su mascota Mara, una perrita criolla.
“Cuando se está en la montaña se experimentan muchos sentimientos. Allí te sientes diminuto ante la inmensidad. La montaña te está permitiendo que estés allí, y eso genera miedo y, al mismo tiempo, respeto. Se entiende que es una actividad de riesgo, en la que se debe ser cuidadoso, pensando dos veces lo que vas a hacer”, comenta Ana Isabel, al señalar que es importante saber leer el clima y los cambios que se producen en la montaña para lograr que la expedición sea exitosa y retornar sanos a casa, “lo cual es la verdadera cumbre”.
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Siguen su etapa de preparación
Antes de encarar el Monte Vinson, en la Antártida, Ana María y Ana Isabel tendrán una rigurosa etapa de preparación. En marzo pasado estuvieron en el Parinacota, en Bolivia, una montaña ubicada a 6.350 metros sobre el nivel del mar.
Ahora seguirán su proceso en Colombia, antes de realizar una expedición en Perú, en la Cordillera Blanca, a una altura de 6.000 metros sobre el nivel del mar.