Mateo Espejo, o “Espejito”, como le dicen de cariño, apenas llega a los 145 centímetros de estatura. Pero con su potencia y velocidad al pedalear, sumado a una técnica sorprendente para maniobrar la bicicleta, ya empieza a llegar lejos en el bicicrós. Más allá de los obstáculos que se le han presentado al lado de su familia, las piernas de este joven piloto no flaquean.
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Siempre, con una actitud arrolladora, una sonrisa contagiosa y unas ganas inagotables de dirigirse a la pista de Belén a entrenar después de salir del colegio, Mateo contagia de esa pasión a sus padres para que no desistan en apoyarlo y doblen esfuerzos para que el pequeño pueda cumplir sus metas deportivas. Una de ellas, la edición 30 del Mundial de BMX que se celebrará en Copenhague, Dinamarca, entre el 28 de julio y 3 de agosto próximo.
Su trasegar en el mundo deportivo, al que incursionó hace tan solo cuatro años, no ha sido fácil. Su padre, Edier Tomás Espejo, debió salir de Caucasia, población del Bajo Cauca antioqueño, desplazado por la violencia.
Ya en Medellín, y residente en el barrio Castilla, donde el niño mostró de inmediato su amor por la bicicleta tras recibirla como su primer traído del Niño Dios, el papá fue primero regente de farmacia. Luego montó una tienda de abarrotes, la cual administra su esposa Patricia Castillo, y ahora es mensajero.
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“Es la única manera que me da el tiempo para llevar al niño a los entrenamientos. Es juicioso en la casa, en el colegio, disciplinado, entonces siempre busco cumplirle con su deseo de estar en la pista de BMX”, comenta Edier, al recordar el momento cuando el pequeño empezó a montar en bici a los 5 años.
“Lo llevé a una cancha de arenilla. La bicicleta tenía las dos rueditas a los costados por el tema de estabilidad. A la hora me pidió que le quitara una, y al día siguiente, tras llegar del trabajo, me sorprendí porque le habían quitado la otra y ya estaba rodando solo”.
Y así Mateo, que pesa 36 kilos y quien el 27 de mayo cumplirá 10 años, también ha impresionado con sus avances en corto tiempo en el bicicrós.
“Nosotros no conocíamos este deporte. Fue él quien nos metió a este cuento. Muchas veces, yo ya cansado del trabajo, le decía que fuéramos otro día a la pista pero de inmediato comenzaba a llorar y yo debía sacar fuerzas no sé de dónde para cambiar de opinión. Tras los gratos resultados que ha tenido, uno se da cuenta que es un enamorado de esto”, comentó Edier, quien guarda como un tesoro las medallas que ha conseguido su hijo en el deporte. De ellas, 70 han sido de oro.
En 2023, un año después de incursionar en el BMX, Mateo, ante niños de más edad y experiencia, consiguió, entre los destacados en la categoría principiantes, ser campeón departamental, nacional y de la Copa Ciudad de Medellín.
Su evolución fue tan rápida que, en 2024, el niño que integra el club Águilas BMX, con la profesora Diana Londoño, fue promovido a la categoría expertos 9 años, en la que fue de nuevo campeón departamental, de la Copa Antioquia, de la Copa Sueños Deportivos, tercero a nivel nacional y cuarto en el Panamericano celebrado en Bogotá.
Esos logros le sirvieron para lograr la clasificación al Mundial de Dinamarca. Pero la dura misión ahora es recolectar el dinero para competir en el certamen. En sí, para el viaje, requieren 22 millones de pesos.
“Nos ha tocado muy duro. En el deporte que él escogió prácticamente los patrocinadores somos los padres. Pero el niño, con su talento, por su dedicación y amor por la bici, ha logrado ganarse el cariño de mucha gente, entre ellos los dueños del almacén BMX Racing, que nos ayuda con los implementos de la cicla, e incluso el alcalde actual de Caucasia, Jhoan Montes, se ha unido a este proyecto para apoyarlo”, comentó Edier, quien coincide con su esposa Patricia que su hijo es el motor que los impulsa a salir adelante.
“Ver su felicidad cuando se monta en la bicicleta, su talento, su disciplina y respeto, nos lleva a nosotros a esforzarnos más y seguir tocando puertas para que él logre las metas”, agregan los padres.
El niño, por su parte, quien cursa cuarto grado de primera en el Centro Educativo Momo, en el barrio Alfonso López, de Medellín, tiene metas altas. “Voy paso a paso, pero en realidad sueño con ser medallista mundial, estar en los Olímpicos de la Juventud y más adelante en los de mayores. Me pongo muchos retos, y siento que Dios me va a dar la dicha de alcanzar lo que me propongo”, comenta el niño con una seguridad que asombra.
Por lo pronto, y con su talento, “Espejito” espera encontrar manos amigas de la empresa privada para competir en el que sería su primer Mundial. Quienes lo deseen apoyar lo pueden hacer en la cuenta de ahorros de Bancolombia 36678401638, a nombre de Mateo Espejo Castillo, o comunicarse al celular 301 3417490.
“Queremos demostrar que más allá de llegar de un pueblo o ser desplazados por la violencia, los sueños, cuando se trabaja por ellos, se pueden conseguir”, finalizó el padre del menor.
