León XIV denunció el declive de la fe en favor del “dinero”, el “poder o el placer” en la primera misa de su pontificado, cuando el mundo escruta de cerca sus primeros pasos para saber qué papa será.
El segundo pontífice de las Américas, nacido en Estados Unidos hace 69 años y nacionalizado peruano, se vistió la víspera de blanco papal al término de dos días de un cónclave que se anunciaba incierto.
En el mismo escenario de su elección, la Capilla Sixtina, el papa denunció que en “muchos contextos” se antepone la fe a “otras seguridades distintas a la que ella propone, como la tecnología, el dinero, el éxito, el poder o el placer”.
Además, el pontífice comenzó su primera homilía hablando brevemente en inglés, su lengua natal, y prosiguió en italiano durante la misa. El pasado jueves, León XIV también sorprendió a los fieles tras dar un mensaje en español en su primer discurso ante la Plaza de San Pedro.
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La Iglesia debe ser “arca de salvación que navega a través de la historia, faro que ilumina las noches del mundo”, agregó el líder espiritual de 1.400 millones de católicos en el mundo en la misa que se celebró a las 11:00 a.m. (hora de Roma).
Ante los cardenales que lo eligieron, este antiguo misionero en Perú advirtió contra la tentación de reducir la figura de Jesús a la de un “líder carismático” o “superhombre” en un aparente mensaje a cristianos evangélicos.
Los próximos compromisos de León XIV en el Vaticano
León XIV asume una Iglesia que enfrenta numerosos desafíos como la pederastia clerical, la crisis de vocaciones y el papel de las mujeres.
A estos problemas internos se suman los numerosos conflictos en el mundo, el aumento de los gobiernos populistas y la crisis climática que se agrava.
En su primer discurso como papa el jueves, hizo un “llamado a la paz” a “todos los pueblos” y pidió “construir puentes” a través del “diálogo”, “sin miedo, unidos, dando la mano a Dios y dándonosla entre nosotros”.
Los próximos pasos del nuevo pontífice lo llevarán a impartir la bendición Regina Coeli el domingo a las 12:00 (hora de Roma) desde el balcón de la basílica de San Pedro, antes de recibir a la prensa en una audiencia el lunes.
Sin embargo, el otro acontecimiento clave de su llegada al trono de San Pedro será su entronización con una misa celebrada ante líderes políticos y religiosos de todo el mundo el 18 de mayo.
Durante esta celebración, regida por el “Ordo rituum pro ministerii petrini initio Romae episcopi” (“Ritual para el inicio del ministerio petrino del obispo de Roma”), recibirá los símbolos del poder papal, entre ellos el anillo del pescador.
El anillo del pescador es un símbolo fuerte del poder pontifical, que anteriormente se utilizaba para sellar documentos. Queda inutilizable tras la muerte de cada papa.
Después de esta ceremonia, el papa debería visitar en los días siguientes las demás basílicas pontificias de Roma: San Pablo Extramuros, Santa María la Mayor -donde está enterrado Francisco-, y finalmente San Juan de Letrán, catedral de la Ciudad Eterna donde tomará posesión simbólicamente de la diócesis de Roma.
Su elección como 267º papa de la Iglesia continuaba sorprendiendo este viernes a los fieles en la plaza vaticana de San Pedro y en otros lugares del mundo.
“Los cardenales hicieron una muy buena elección”, aseguró a la AFP Barbara Boterberch, una creyente austríaca, en Jerusalén, destacando que su historia lo convierte en un papa “inmigrante”.
Robert Francis Prevost nació en Chicago en 1955 en el seno de una familia con orígenes en varios países como España y Francia, y en 2015 obtuvo también la nacionalidad de Perú, donde ejerció de misionero y de obispo en Chiclayo.
La defensa de los migrantes fue una constante durante el pontificado de su predecesor argentino. Meses atrás, cuando aún era solo el cardenal Prevost, el nuevo papa criticó la política migratoria de los Estados Unidos de Donald Trump.
Pero según la prensa italiana, fue el cardenal Timothy Dolan, “el hombre del presidente Donald Trump en el Vaticano”, quien negoció sus apoyos en el cónclave, como ya hiciera en 2013 con la elección de Francisco.
En esta ocasión, los purpurados de Estados Unidos formaron un bloque y Prevost recibió también el apoyo de África y Asia, así como finalmente de quien figuraba como gran favorito, el italiano Petro Parolin, según la prensa.
Su elección tuvo lugar además en el mayor y más internacional cónclave de la historia de la Iglesia, que reunió en la Capilla Sixtina a 133 cardenales electores procedentes de cinco continentes y unos 70 países.