En medio de la escalada diplomática y comercial entre Brasil y Estados Unidos, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva respondió nuevamente a las amenazas arancelarias de Donald Trump y defendió la independencia de su sistema judicial en el juicio que enfrenta el expresidente Jair Bolsonaro por intento de golpe de Estado.
El mandatario brasileño rechazó las declaraciones de Trump, quien amenazó a Brasil con imponer un arancel del 50 % a partir del 1 de agosto, en parte por lo que considera una “caza de brujas” contra Bolsonaro, su aliado ideológico.
Según dijo Lula al medio estadounidense CNN, “Trump no fue elegido para ser el emperador del mundo” y agregó que “el poder judicial en Brasil es independiente. El presidente de la República no tiene influencia alguna”.
La Casa Blanca también reaccionó a los comentarios de Lula. Su secretaria de prensa, Karoline Leavitt, respondió que “ciertamente (Trump) no pretende ser el emperador del mundo. Es un presidente fuerte para Estados Unidos de América y también es el líder del mundo libre”.
Lula también confesó que en un primer momento creyó que la medida era una noticia falsa. “Fue una sorpresa”, reconoció, al referirse a la misiva de Trump, en la que el líder republicano advirtió sus represalias comerciales.
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Sobre el caso de Bolsonaro, Lula explicó que el expresidente “no está siendo juzgado personalmente. Está siendo juzgado por los actos que intentó organizar un golpe de Estado”.
La respuesta de Brasil ante Washington fue a través de una carta oficial dirigida este miércoles a las autoridades comerciales estadounidenses, en la cual el gobierno brasileño manifestó su “indignación” por la amenaza de aranceles, aunque dejó abierta la puerta al diálogo.
En el documento enviado el martes al secretario estadounidense de Comercio, Howard Lutnick, y al representante comercial Jamieson Greer, el gobierno brasileño se declaró “listo para dialogar con las autoridades estadounidenses y negociar una solución mutuamente aceptable sobre los aspectos comerciales de la agenda bilateral”.
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Firmada por el vicepresidente y ministro de Industria y Comercio, Geraldo Alckmin, y el canciller, Mauro Vieira, la carta no menciona una investigación abierta también el martes por la administración de Donald Trump al país suramericano por “prácticas comerciales injustas”.
Pero tras reunirse este miércoles con representantes de las empresas estadounidenses en Brasil, Alckmin dijo que el gobierno brasileño no ve “ningún problema” en la pesquisa y convocó a Washington para “resolver la cuestión arancelaria” juntos.
La carta señala que “el gobierno brasileño manifiesta su indignación con el anuncio” de esta pesada medida y alerta sobre sus posibles efectos económicos.
“La imposición de aranceles tendrá un impacto muy negativo en sectores importantes de ambas economías, lo que pone en riesgo una sociedad económica históricamente fuerte”, según el texto de una página.