Una fuerte sacudida despertó sobresaltado a Cristian Arrieta a las 3:00 de la mañana. En cuestión de segundos, lo que parecía un temblor de tierra, se transformó en una confusa lluvia de piedras y tierra que tumbó las paredes de la casa en la que vivía con su madre.
“Nosotros estábamos dormidos, se sintió un pequeño temblor y de repente, ¡pum!, el estruendo. Solamente se veían rocas y la tierra deslizándose. Mi mamá logró salir de la cama, yo también, y logramos salir”, narró Arrieta, cuya madre fue una de las cuatro personas que resultaron heridas durante el deslizamiento de tierra ocurrido en el barrio Brisas del Edén ayer en la madrugada.
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Mientras decenas de bomberos y técnicos el Departamento Administrativo de Gestión de Desastres de Medellín (Dagrd) monitoreaban la zona durante la mañana de este viernes, en donde el riesgo de nuevos deslizamientos seguía latente, varios testigos narraron los momentos de angustia que se vivieron durante la emergencia.
Señalando el lugar que ocupaban las dos casas que se llevó el alud, Wilson Fernando Vasco Giraldo, uno de los jóvenes que ayudó en las labores de rescate antes de que llegaran las autoridades, advirtió todavía tener fresca en su memoria la imagen de las dos víctimas mortales que dejó el siniestro: una madre y su bebé de ocho meses, a las que hicieron todo lo posible por salvar.
A diferencia de otros vecinos, Wilson señaló que no alcanzó a sentir ningún estruendo, pero se despertó cuando sintió salir a su mamá alarmada en plena madrugada. En medio de la confusión, su mamá lo alertó del derrumbe y le señaló que una de las casas destruidas era la de su tía, la mamá de Cristian Arrieta.
Al ver los escombros de las casas, Wilson se trepó por las escaleras y en medio de la oscuridad y la lluvia empezó a buscar con desespero a sus familiares.
“Encima de la cama había una pared grandísima. Yo del susto cogí la pared y la alcé, para ver si estaba mi tía ahí, porque fue tanto el susto mío que no sé de dónde saqué tanta fuerza. Ahí no vimos a nadie. Entonces los compañeros que estaban conmigo dijeron ‘¡No! ¡Vengan busquemos aquí, que hay una bebé y una señora!’ Entonces comenzamos a escarbar”, reconstruyó.
A falta de mejores herramientas, y también con el temor de herir a las personas que estaban bajo los escombros, Wilson cuenta que junto con otros cuatro vecinos empezaron a remover la tierra, piedras y escombros con sus manos, tanteando así el terreno y tratando de distinguir entre la penumbra lo que iban encontrando.
En medio del caos, la primera en salir fue una de las jóvenes que resultó herida, quien les señaló la zona en la que estaría sepultada su mamá.
“La primera parte que vimos fue un bracito del bebé. Seguimos escarbando y escarbando y ya le encontramos la cabecita y el cuerpito. Comenzamos a descubrirlo bien. La mamá tenía al niño abrazadito y el bebé le tenía las manitos como abrazadito también. Entonces ya se nos hacía complicado, porque tenía una de las manitos enterrada”, narró.
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Mientras removían los escombros, Wilson señala que tanto la madre como el bebé tenían aún signos vitales, lo que los llevó a no desfallecer para sacarlos de los escombros ante la espera por la llegada de los organismos de socorro.
Tras lograr desaprisionar al bebé, los vecinos salieron con él en sus brazos en busca de atención médica.
En medio de la urgencia, decidieron llevárselo en una moto hasta la Institución Educativa Pequeña María, en donde, de acuerdo con los testimonios, estaba parada una ambulancia que había sido desplegada hacia la zona, pero que no pudo llegar por culpa de un embotellamiento en la vía. En dicho traslado, se presume que el bebé habría perdido sus signos vitales.
Entre tanto, en la zona del desastre, los vecinos siguieron removiendo escombros para sacar a la madre.
“Nosotros seguimos escarbando para sacar a la señora. Fue muy difícil, porque había una piedra que le estaba apoyando toda la cabeza”, apuntó Wilson, señalando que tras un arduo y largo trabajo, entre todos lograron liberar a la mujer y sacarla. La pusieron en una cobija y entre todos empezaron a llevarla hacia arriba para encontrarse con los socorristas.
“Nosotros subíamos corriendo, tratando que la señora pudiera salvarse. Pero entonces llegamos hasta allá arribita, que hay una gallera. Del cansancio que teníamos no éramos capaces de seguir, entonces descansamos. Llegó un bombero que le tomó los signos vitales y dijo que no, que ya no había nada más que hacer”, señaló. “Prácticamente se nos murieron en los brazos”, lamentó.
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De acuerdo con el último consolidado entregado por el Dagrd, además de la madre y su bebé de ocho meses, en la emergencia ocurrida en el barrio Brisas del Edén también resultaron lesionadas otras cuatro personas, entre ellas otras dos jóvenes de esa misma familia, de 12 y 18 años, y la madre y la tía de Cristian y Wilson.
Además de las dos viviendas arrasadas, el Distrito ordenó la evacuación preventiva de otras siete viviendas, dado que el terreno continuaba inestable.
Si bien las causas de la emergencia son materia de investigación y se asocian principalmente a las fuertes lluvias que continúan cayendo sobre la ciudad, múltiples vecinos advirtieron que en el problema también podría haber influido un barrio de invasión que se viene levantando montaña arriba desde hace más de cuatro años, conocido como La Paz, y del que salían aguas negras y vertimientos que también podrían haber aflojado el terreno.
Más allá de estas variables, cabe recordar que las autoridades advirtieron que las previsiones climáticas apuntan a la ocurrencia de más lluvias durante los próximos días, esto a pesar de que este mes ya comenzó la transición a la temporada de menos lluvias. Por esta razón, el llamado de los organismos de gestión del riesgo a la ciudadanía es a mantenerse alerta.