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El Gobierno Nacional gasta más de lo que recauda: deuda pública ha crecido más de $260 billones

Las cuentas del Gobierno no cuadran. La caja está vacía, la deuda disparada y el déficit amenaza con romper la regla fiscal.

  • Las metas fiscales del Gobierno están en el ojo del huracán. Foto: COLPRENSA Y ARHIVO
    Las metas fiscales del Gobierno están en el ojo del huracán. Foto: COLPRENSA Y ARHIVO
hace 17 minutos
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Las finanzas públicas están en cuidados intensivos. No es exageración, ni un titular alarmista: es el diagnóstico de economistas, calificadoras y organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI). Colombia enfrenta un hueco fiscal cercano a los $70 billones para 2025. El gasto se disparó, el recaudo no da la talla y el gobierno de Gustavo Petro se está endeudando a ritmos históricos y con tasas muy altas, que terminarán pagando todos los colombianos.

Por ejemplo, según el Comité Autónomo de la Regla Fiscal (Carf), el Gobierno Nacional opera con el nivel de caja más bajo desde que se tiene registro: apenas $10 billones disponibles en el Banco de la República al 31 de marzo. Eso, frente a un promedio histórico de $26 billones, es un campanazo de alerta. Menos caja implica menos capacidad de pago a corto plazo: podrían retrasarse compromisos con proveedores, obras públicas y programas sociales.

¿Qué está fallando?

Las metas fiscales del Gobierno están en el ojo del huracán. Aunque el Ministerio de Hacienda proyecta que el déficit fiscal del Gobierno bajará a 5,1% del PIB en 2025 —tras un 6,8% en 2024—, la realidad pinta otro panorama. Según el FMI, el déficit real de 2024 fue de 6,7%, muy por encima del 4,2% que hubo en 2023 y superando por más de un punto la meta que se había trazado el Gobierno. Esto se debe a una combinación peligrosa: menores ingresos tributarios y mayor gasto público, incluso después de intentos de recorte.

Puede leer: “Las finanzas públicas están en una situación crítica”: Carf lanza advertencia ante el Congreso

Aunque el recaudo tributario creció 7% en el primer trimestre de 2025 frente al mismo periodo del año anterior, está lejos del 23% necesario para cumplir el Plan Financiero. Los impuestos clave, como la renta y el IVA, están por debajo de la meta (caen 13% y 8% respectivamente), y solo los tributos externos —como aranceles e IVA a importaciones— muestran un crecimiento significativo (32%).

Pero ese repunte no alcanza para cubrir el hueco. A febrero, el déficit fiscal primario (sin contar intereses de la deuda) fue de -0,9% del PIB, cuando la meta era de -0,2%. Un déficit primario tan alto es una mala señal: significa que el Estado gasta más de lo que le entra, antes de siquiera pagar intereses.

En ese orden, como se dijo, el gobierno Petro tiene como meta reducir el déficit fiscal. Suena bien en el papel, pero lograrlo no será nada fácil. Así lo advirtió Juana Téllez, economista jefe de BBVA Research para Colombia, quien puso sobre la mesa varios “asteriscos” que pueden descuadrar las cuentas si no se actúa a tiempo.

“El Gobierno tiene que moverse rápido si quiere que se cumpla esa reducción del déficit. Hay decisiones que no pueden esperar”, dice Téllez, al explicar que buena parte del recaudo esperado depende de mejorar la eficiencia en las instituciones, lo que requiere ajustes urgentes.

Pero los ingresos no son el único reto. El gasto público sigue elevado, y a eso hay que sumarle las cuentas pendientes del año pasado que ya empezaron a pagarse en 2025. Por eso, Téllez fue clara en que el Gobierno debe decir con urgencia cuánto piensa gastar realmente este año, y qué recortes o aplazamientos va a aplicar. “No se puede seguir con la incertidumbre. Hay que anunciar rápido los recortes y los ajustes en el gasto, porque de lo contrario se pierde credibilidad”.

Por otra parte, desde que Petro llegó al poder, en agosto de 2022, la deuda pública de Colombia ha crecido en más de $260 billones. El FMI reporta que la deuda bruta cerró 2024 en 61,3% del PIB. Esto se traduce en mayores pagos de intereses: en los dos primeros meses del año casi un tercio de todo lo recaudado se fue solo en pagar esa deuda. Eso deja poco espacio para inversión o gasto social.

Sobre esto, Henry Amorocho, consultor y docente en Hacienda Pública y Control Fiscal, explica que la situación fiscal del país es muy delicada. “Tenemos una deuda pública que ya va por el 61% del PIB, peligrosamente cerca del límite del 65% que nos pusimos como ancla”.

Y lo más preocupante: el país se endeuda con tasas muy altas. Colombia paga hoy intereses similares a los de países con peor calificación crediticia. Aun así, desde el Gobierno celebran colocaciones de deuda sin mencionar el alto costo de esos préstamos. “El año pasado se debía haber recortado el presupuesto en $42 billones, pero solo se recortaron $28 billones. Eso dejó una presión adicional de caja de unos 19 billones”, detalla Amorocho.

Además, el presupuesto de este año fue aprobado por decreto y tiene un desfase de $12 billones, es decir, hay más gastos autorizados que ingresos disponibles.

Con la lupa del FMI

En medio de este panorama, el FMI suspendió el acceso de Colombia a la Línea de Crédito Flexible (LCF), una especie de “salvavidas” financiero que el país tenía desde 2009. Aunque el Gobierno insiste en que la línea no está suspendida sino en revisión, lo cierto es que no podrá acceder a esos recursos hasta que publique el Marco Fiscal de Mediano Plazo —antes del 14 de junio— y el Fondo evalúe si el país sigue cumpliendo los requisitos.

Esta decisión fue una alerta más: las cifras oficiales ya no generan confianza. El propio personal técnico del FMI, que visitó Colombia este año, advirtió que los déficits y la deuda han subido más de lo esperado. Y en el sector financiero local, muchos economistas coinciden en que el Gobierno no va a cumplir su plan financiero.

José Ignacio López, presidente de Anif, aseguró que la ayuda no se ha perdido, pero quedó condicionada a que el Gobierno presente un plan de ajuste fiscal creíble y sólido. “No es que la línea se haya cerrado para siempre, pero por ahora está en pausa. Todo depende de que el Gobierno haga bien las cuentas y presente un plan fiscal serio”.

Para tratar de enderezar las cuentas, el ministro de Hacienda, Germán Ávila, ha anunciado recortes presupuestales por $28,4 billones. Pero expertos como Luis Fernando Mejía, director de Fedesarrollo, advierten que el recorte debería ser de al menos $40 billones para tener un verdadero impacto. El exministro José Manuel Restrepo fue más directo: el nuevo ministro Hacienda debe pasar “de la evaluación a la acción, y pronto”.

El FMI y los mercados ahora están con la lupa puesta sobre el Marco Fiscal de Mediano Plazo, un documento clave que el Gobierno debe presentar en las próximas semanas. Ahí es donde se espera ver el ajuste fiscal necesario para recuperar la confianza.

“El recorte de $51 billones que se necesita no parece viable por ahora”, advirtió el presidente de Anif. Según él, el Gobierno ha hablado de recortes entre $10 y $15 billones, pero eso se queda corto frente a lo que realmente se necesita.

Asimismo, la regla fiscal es una norma que pone límites al gasto público en relación con los ingresos del Estado, con el fin de evitar un endeudamiento desbordado. Hoy, según el Carf, el Gobierno Petro está incumpliendo esa norma.

Frente a este panorama, el consultor Amorocho propuso dos salidas claras. La primera: “No más reformas tributarias. Hay que mejorar la gestión de la Dian y luchar de verdad contra la evasión y el contrabando”. La segunda: “Reducir gastos, pero sin tocar la inversión pública, porque eso frena el crecimiento. Lo ideal es recortar en entidades donde hay duplicidad de funciones”.

Para Amorocho, esta crisis también puede ser una oportunidad, es decir, “si el Gobierno ajusta las cuentas ya, podemos recuperar el acceso a la línea de crédito del FMI y evitar una crisis de confianza en los mercados”.

El reto es enorme: recortar el gasto sin paralizar el Estado, mejorar el recaudo sin asfixiar a la economía, y recuperar la confianza de los mercados para que no nos sigan prestando con recargos. Todo esto en medio de un ambiente político inestable y con un presidente que no siempre reconoce la gravedad del problema.

¿Por qué Colombia tiene un hueco fiscal tan grave?

Las cuentas del país no cuadran. Así de sencillo. Lo dice con preocupación el economista y profesor Germán Machado: “Tenemos un hueco fiscal grave porque el país está gastando mucho más de lo que le entra. Los ingresos vienen creciendo lento, mientras que los gastos, que en su mayoría no se pueden recortar fácilmente, están disparados”. No solo eso. El Gobierno, además, ha hecho mal las cuentas. “Infló las expectativas de ingresos y se comprometió con más gastos de los que puede financiar”, explica Machado. Y lo más preocupante: “El déficit fiscal del año pasado fue tan grande como el que tuvimos en pandemia, pero esta vez sin crisis económica de por medio. Es un dato que asusta”.

¿Por qué el gobierno gasta más de lo que recauda?

Aunque suene raro, eso ha sido casi una costumbre. “Colombia tiene un problema estructural: no le alcanza la plata para cubrir sus compromisos, así que vive pidiendo prestado”, afirma el economista. ¿En qué se va toda esa plata? En cosas que no se pueden dejar de pagar. “La mayor parte del presupuesto se va en deudas pasadas, en pensiones y en el Sistema General de Participaciones, que es la plata que por ley se le gira a los municipios para salud, educación, agua y vivienda”. Todo eso viene creciendo sin freno, y según Machado, “en los próximos años el hueco será todavía más grande si no se hace algo”.

¿Por qué el gobierno tiene que recortar el presupuesto?

Como dice el dicho: el que no tiene plata, no puede gastar como rico. “Las cuentas públicas funcionan igual que una casa: si no alcanza la plata, hay que buscar ingresos, endeudarse o recortar gastos”, explica Machado. Pero pedir prestado ya no es tan fácil ni tan barato. “El Gobierno Petro está perdiendo credibilidad en los mercados financieros. Nadie cree que vaya a cumplir las metas fiscales, y por eso nos están prestando cada vez más caro”. En otras palabras: el país está entrando en un círculo vicioso. “Recortar el gasto se vuelve necesario para mostrar seriedad. Si no se toma en serio el ajuste, la situación puede empeorar. Ya no es solo un tema económico, también es un tema de confianza”, sentencia el economista.

¿Y por qué la caja está en mínimos históricos?

La situación del Tesoro Nacional es crítica. “La caja está vacía porque el recaudo va mal y los gastos no se detienen. Cada peso que entra ya tiene dueño”, señala Machado. La realidad es contundente: “Hoy el saldo del Tesoro es tres veces menor que el promedio histórico”. Eso significa que el Gobierno está operando casi que con lo justo. “Esa estrechez obliga a aplazar pagos, frenar obras, dejar de pagar subsidios y a endeudarse más. Es insostenible”, concluye. El hueco fiscal no es solo una cifra contable: es una advertencia seria sobre el rumbo de las finanzas públicas del país. Y como dice Machado, “si no se toman decisiones pronto, el costo será cada vez más alto y lo vamos a terminar pagando todos”.

¿Qué está pasando con el recaudo de impuestos?

Aquí el problema también es de expectativas. “El Gobierno Petro hizo cuentas alegres con el recaudo: pensó que iba a entrar mucha más plata de la que en realidad está entrando”, asegura Machado. El desfase ha sido constante: “En 2023, 2024 y lo que va de 2025, las metas no se han cumplido”. Especialmente en dos frentes clave: el impuesto de renta y el IVA. En ambos casos, “el Gobierno sobrestimó cuánto iba a recaudar y exageró los resultados de la DIAN”, afirma el experto. Y como si fuera poco, también hay un efecto de fondo: “Se están desincentivando sectores claves para la inversión, y si hay menos inversión, hay menos impuestos por cobrar. Así de simple”.

Las cuentas del país no cuadran. Así de sencillo. Lo dice con preocupación el economista y profesor Germán Machado: “Tenemos un hueco fiscal grave porque el país está gastando mucho más de lo que le entra. Los ingresos vienen creciendo lento, mientras que los gastos, que en su mayoría no se pueden recortar fácilmente, están disparados”. No solo eso. El Gobierno, además, ha hecho mal las cuentas. “Infló las expectativas de ingresos y se comprometió con más gastos de los que puede financiar”, explica Machado. Y lo más preocupante: “El déficit fiscal del año pasado fue tan grande como el que tuvimos en pandemia, pero esta vez sin crisis económica de por medio. Es un dato que asusta”.

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