¿Qué es la Ruta de la Seda?
Andrés Giraldo, docente del Departamento de Economía de la Universidad Javeriana, explicó que la Ruta puede entenderse como una estrategia que busca acercar más a China, no solo a sus vecinos inmediatos, sino al resto del mundo.
El nombre ya existía. China lo mantuvo de un antiguo programa que se cree que funcionaba en el año 130 antes de Cristo. Las dinastías de ese país utilizaban ese nombre para referirse a las rutas comerciales terrestres y marítimas entre Asia, Europa y África.
Hoy es algo muy diferente. Todo empezó en 2013, cuando el Gobierno chino diseñó una de las estrategias más audaces. La Ruta moderna es una estrategia mucho más ambiciosa que no solo se enfoca en el mercado global, sino en la inversión de proyectos de infraestructura.
Giraldo menciona que se pueden considerar como acuerdos comerciales de inversión. “Yo diría que un paralelo cercano es como un tratado de libre comercio, porque no es que la ruta establezca un grupo de países para hacer acuerdos, sino que entrar en esa ruta es ponerse en el radar de China”.
En palabras sencillas, no se trata de algo como el G20 o los BRICS, donde se busca que los países mejoren sus intercambios comerciales entre sí; son grupos multilaterales.
La Ruta no es más que un convenio exclusivo o bilateral con China, es decir, para beneficios con ese país, pero no con los otros que también están en el acuerdo.
Es una entrada de inversión
Algo que se debe tener en cuenta es que va más allá de lo comercial, el proyecto tiene mucho que ver con el desarrollo de infraestructura terrestre y marítima como puentes, carreteras, puertos comerciales y hasta rutas ferroviarias.
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De acuerdo con un reportaje de BBC News, se estima que la estrategia ya superó un billón de dólares en inversiones provenientes de ese país.
Uno de los proyectos insignia es la red ferroviaria que levantó para conectar en 13.000 kilómetros Yiwu, China, con Madrid, España.
Además, no se puede negar que esta jugada tiene un enfoque especial en América Latina. Prueba de ello es la inversión de 3.400 millones de dólares en el puerto de Chancay, en Perú. Un paso clave del comercio entre Sudamérica y Asia, con una extensión de casi 1.000 hectáreas.
Países que hacen parte de la ruta
Panamá fue el primer país de la región que se sumó a esta millonaria estrategia en 2017, pero se retiró este año tras la llegada de Donald Trump. China denunció que hubo presiones para que el país latinoamericano saliera del acuerdo.
No obstante, hoy son más de 20 los países latinoamericanos que aprovechan los beneficios con China. Algunos son: Uruguay, Venezuela, Bolivia, Costa Rica, Cuba, Chile, Ecuador, Perú y Argentina.
Otros que aparecen en la lista son: Kazajistán, Uzbekistán y Kirguistán, Pakistán, Italia y Grecia.
¿Qué beneficios podría lograr Colombia?
Hay que tener en cuenta que China es el segundo socio comercial de Colombia, luego de EE. UU. El intercambio comercial superó los 18.000 millones de dólares el año pasado.
Además, según cifras de Forbes, ese país aportó entre 2000 y 2023 más de 800 millones de dólares para Colombia en inversión extranjera directa.
En ese orden, para el profesor Giraldo hay la inquietud de qué más podría aportar China a Colombia, ya que en este momento ya se cuenta con una buena inversión en proyectos, como en el Metro de Bogotá, y asimismo hay un buen flujo de importaciones y exportaciones entre ambos territorios.
En su concepto, lo que se puede adquirir es un mejor acceso a deuda. Sin embargo, críticos de ese acuerdo argumentan que China provee crédito costoso “que amarra a los países por mucho tiempo”.
Tampoco se puede dejar de lado que entidades como la Cámara de Comercio Colombia Americana han advertido que entrar a la Ruta de la Seda podría debilitar la relación con EE. UU., que es el destino del 30% de las exportaciones colombianas.
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