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 Por Federico Hoyos Salazar - contacto@federicohoyos.com
El hecho político más significativo de las últimas semanas fue la reunión entre los expresidentes Álvaro Uribe y César Gaviria. Después de años de distancia y diferencias, ambos decidieron reencontrarse ante la urgencia de las próximas elecciones y la necesidad de construir una alternativa viable al proyecto de continuismo del actual gobierno.
Las razones de este acercamiento son evidentes, pero el gesto ha recibido críticas desde sectores del progresismo y el autodenominado centro político. Sin embargo, quienes hoy lo cuestionan parecen olvidar que los grandes momentos de reconciliación nacional han surgido del diálogo entre adversarios. El Frente Nacional y la Asamblea Constituyente de 1991 son dos ejemplos en los que la conversación entre fuerzas opuestas derivó en instituciones renovadas, mayor inclusión política y una salida a la violencia.
Hoy Colombia atraviesa un momento distinto, pero igual de delicado: el crecimiento del narcotráfico, el gasto desmedido y la estabilidad democrática, son razones de fondo para la un nuevo acuerdo político entre demócratas.
Adicionalmente, bajo el pretexto del cambio, Petro y sus alidados buscan reformar por completo la Constitución. Para lograrlo, han construido una base electoral gastando más de 8 billones de pesos en contratos de prestación de servicios y han convertido el canal público en un instrumento de propaganda, además de fortalecer su maquinaria política en zonas de mayor presencia de grupos armados ilegales.
¿No es acaso todo lo anterior razón suficiente para que dos expresidentes cuyos gobiernos marcaron transformaciones profundas se sienten a dialogar? Mientras los críticos de este encuentro celebraron la negociación con las FARC en nombre de la reconciliación, ahora se escandalizan por una conversación para proteger la democracia. Ironías de la política colombiana.
Bienvenido, el diálogo por la defensa de la democracia entre demócratas que comprenden que el futuro de Colombia es superior a los partidos políticos. Ojalá muchos otros líderes se sumen a este propósito.