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El peligro de los satélites Starlink de Elon Musk: ¿están alterando la atmósfera de la Tierra?

Un estudio advierte que la quema de miles de satélites en la atmósfera podría alterar su química y revertir décadas de recuperación del ozono.

  • Los satélites Starlink, parte del proyecto espacial de Elon Musk, se queman al reingresar a la atmósfera, liberando metales que podrían alterar la química del ozono y el clima global. FOTO GETTY
    Los satélites Starlink, parte del proyecto espacial de Elon Musk, se queman al reingresar a la atmósfera, liberando metales que podrían alterar la química del ozono y el clima global. FOTO GETTY
06 de noviembre de 2025
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Cuando el agujero en la capa de ozono comenzó a cerrarse, la humanidad empezó a respirar más aliviada, pero ahora un nuevo riesgo podría estar formándose justo en la misma capa que se está protegiendo con el Protocolo de Montreal desde 1987.

Un estudio liderado por Leonard Schulz, de la Universidad Técnica de Braunschweig, advierte que los metales liberados por satélites al desintegrarse en la atmósfera podrían alterar los procesos químicos que regulan el equilibrio del ozono y la temperatura del planeta.

El informe apunta a las megaconstelaciones de satélites, un modelo impulsado por empresas privadas como SpaceX, de Elon Musk, con su red Starlink, que ya supera los 6.000 satélites en órbita baja. Cada uno de estos dispositivos tiene una vida útil de apenas cinco años y está diseñado para desintegrarse al final de su ciclo, liberando en la atmósfera superior materiales como aluminio, titanio, cobre o litio.

La huella metálica del espacio

Según los cálculos de Schulz y su equipo, los restos de cohetes y satélites que se queman ya representan alrededor del 7% de la masa total que llega a la atmósfera desde meteoritos naturales.

Sin embargo, los satélites están compuestos casi totalmente de metales, mientras que los meteoros son en su mayoría silicatos. En consecuencia, la proporción de metales inyectados por actividades humanas alcanza el 16% del total natural.

Puede parecer poco, pero la tendencia crece de forma acelerada. En 2015, las fuentes humanas eran el principal origen de 18 elementos detectados en la atmósfera; en 2024, la cifra subió a 24. Para finales de la década, podría llegar a 30 elementos. Muchos de ellos son metales de transición, conocidos por su capacidad catalítica, capaces de acelerar reacciones químicas que podrían afectar al ozono, a la formación de nubes y al balance térmico de la atmósfera.

El modelo de Starlink busca garantizar conexión global mediante una red de satélites que se renuevan constantemente. Cuando un dispositivo cumple su ciclo, se hace reingresar a la atmósfera para que se queme, evitando la acumulación de chatarra espacial que podría desencadenar el llamado síndrome de Kessler, la colisión en cadena de objetos orbitando la Tierra.

Sin embargo, investigadores advierten que estas partículas metálicas pueden actuar de tres formas distintas:

1-Catalizar la destrucción del ozono, como hicieron los CFC en los años ochenta.

2-Servir como núcleos para la formación de nubes, alterando patrones climáticos.

3-Modificar la radiación solar al reflejar o retener calor, generando efectos similares a los de la geoingeniería.

Lea también: ¿Cómo probar internet gratis de Starlink en Colombia? Así funciona el servicio satelital de Elon Musk

El estudio no señala directamente a SpaceX, pero sí evidencia que las megaconstelaciones privadas son las principales responsables del aumento reciente de metales en la atmósfera. Musk planea lanzar más de 12.000 satélites en los próximos años, una cifra que podría triplicar la cantidad actual de material metálico que vuelve a la Tierra en forma de partículas incandescentes.

Hasta ahora, nadie ha estudiado a fondo cómo reaccionan estos metales en la estratosfera. No se sabe, por ejemplo, si el titanio o el cobre podrían catalizar la destrucción del ozono o si el litio reflejaría parte de la radiación solar. Schulz advierte que comprender esos efectos es urgente antes de que las constelaciones crezcan más.

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