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Mamá y deportista élite, un sueño posible

Tres historias de tres mujeres que han logrado combinar la maternidad con las exigencias de su actividad deportiva.

  • “Siempre tuve claro que iba a tener a mi hija e iba a volver a competir. Una vez que nació, todo me cambió para bien”. Foto: cortesía
    “Siempre tuve claro que iba a tener a mi hija e iba a volver a competir. Una vez que nació, todo me cambió para bien”. Foto: cortesía
  • “Ser mamá y deportista es posible si le pones pasión, amor, sacrificio y entrega. Te permite enfocarte en lo que realmente es importante para tu vida”. Foto: cortesía.
    “Ser mamá y deportista es posible si le pones pasión, amor, sacrificio y entrega. Te permite enfocarte en lo que realmente es importante para tu vida”. Foto: cortesía.
  • “Las mujeres tenemos la capacidad de adaptarnos a los cambios, a los dolores, a los sufrimientos, porque hacemos todo con mucho amor”. Foto: cortesía
    “Las mujeres tenemos la capacidad de adaptarnos a los cambios, a los dolores, a los sufrimientos, porque hacemos todo con mucho amor”. Foto: cortesía
hace 43 minutos
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Por Óscar Correa C.

La vida de una deportista élite está programada minuto a minuto. Estar activa desde temprano, alimentarse bien, entrenar varias horas durante la mañana y, a veces, en doble jornada, asistir a los chequeos y competencias, descansar y, si queda tiempo, compartir con la familia o los amigos.

Con todo esto, ¿dónde queda la posibilidad de que una deportista profesional pueda ser madre biológica? ¿Embarazarse es sinónimo de retirarse del deporte profesional?

Hoy, cada vez más mujeres demuestran que no existen límites y es posible combinar ambas facetas. La exciclista Sérika Gulumá, la atleta Carolina Tabares y la patinadora Fabriana Arias han combinado el deporte y la maternidad.

Campeona en embarazo

Se iba a llamar Shakira, pero al momento de registrarla su papá olvidó el nombre y terminó siendo Sérika. Nació en 1990 en Puerto Rico, Caquetá, pero desde los tres años vive en Calarcá, Quindío.

Sérika Gulumá empezó en una bicicleta de BMX que le armó su papá y desde los seis años se lanzó a conquistar pistas. A pesar de su buen rendimiento, coincidió en las carreras con Mariana Pajón, y eso le impidió celebrar más triunfos. Del BMX pasó al ciclismo de pista y de ruta, e inició una carrera ascendente repleta de victorias, convocatorias a selección Colombia, medallas en eventos internacionales y hasta la contratación del equipo italiano Vaiano-Fondriest para correr en Europa.

En 2016, antes de viajar a Italia, ganó la Clásica de Anapoima, quedó segunda en la Vuelta al Tolima y campeona en los Juegos Panamericanos. El año pintaba muy bien, pero un examen médico le dijo que tenía dos meses de embarazo. “No estaba planeado, incluso, estaba planificando”, confiesa, y asegura que la noticia le produjo una mezcla de emociones que se convirtieron en una alegría inmensa. Y a pesar de que se quedó sola, siempre tuvo la convicción de ser capaz de ser madre soltera y seguir en el deporte.

“Antonella se convirtió en un estímulo para iniciar mis días desde las cuatro de la mañana para alimentarla, extraer leche para dejarle, entrenar entre 4 y 5 horas, y volver a hacerme cargo de ella”, relata. Ser mamá y deportista le enseñó a planificar mejor todo, a ser más detallista, a luchar por conseguir el sustento para ambas y a organizar su economía, entre otros aprendizajes.

“Si hay una mujer en estas circunstancias le diría que mantenga el sueño firme, pues sí se puede”.

“Ser mamá y deportista es posible si le pones pasión, amor, sacrificio y entrega. Te permite enfocarte en lo que realmente es importante para tu vida”. Foto: cortesía.
“Ser mamá y deportista es posible si le pones pasión, amor, sacrificio y entrega. Te permite enfocarte en lo que realmente es importante para tu vida”. Foto: cortesía.

“Quiero subir al podio”

“El nacimiento de Melanie fue mi motivación e inspiración”, cuenta Carolina Tabares, atleta de carreras de medio fondo que se enteró de que iba a ser madre cuando estaba a punto de empezar el último año en la Universidad del Turabo en Puerto Rico, donde estudió licenciatura en Educación Física.

En los años que compitió ganó oro en las pruebas de 1.500, 5.000 y 10.000 metros planos y todavía tiene el récord de los 10.000 en las llamadas Justas de la Liga Atlética Universitaria. En un viaje de vacaciones a Colombia en 2010 con su esposo, Víctor Hugo Ocampo, que es entrenador de atletismo y estaba en la misma universidad, supo que estaba en embarazada y la alegría fue indescriptible, pues querían tener un bebé.

“Siempre pensé en seguir mi carrera. Incluso, Melanie corrió conmigo en la barriga hasta los 6 meses, quedé segunda en República Dominicana e hice una marca de 5 k corriendo en calle”, recuerda. En su caso, alternar las facetas de madre y atleta ha sido difícil, sobre todo cuando ha representado a Colombia en competencias internacionales, porque ha tenido que dejar a la niña durante varias semanas, no obstante, contar con el apoyo de su esposo ha sido fundamental.

Carolina dice que Melanie los acompaña a muchas carreras en el país y siempre está pendiente de la ropa y los implementos de su mamá, así como de los detalles de las competencias. Pero lo que más la incentiva es cuando su hija le dice que quiere subir al podio con ella.

“Las mujeres tenemos la capacidad de adaptarnos a los cambios, a los dolores, a los sufrimientos, porque hacemos todo con mucho amor”. Foto: cortesía
“Las mujeres tenemos la capacidad de adaptarnos a los cambios, a los dolores, a los sufrimientos, porque hacemos todo con mucho amor”. Foto: cortesía

“Dios, lo acepto”

Fabriana Arias acababa de ganar la medalla de oro en la prueba de 10.000 metros eliminación en el Mundial de Patinaje de Ibagué, en 2021. Mientras daba la vuelta por la pista envuelta en la bandera de Colombia recibió a su hijo Juan Sebastián, de dos años. “La sensación de orgullo fue muy grande, porque en algún momento pensé que no iba a seguir compitiendo”, dice y recuerda que en ese instante sintió que había valido la pena todo el esfuerzo y el sacrificio que había hecho.

En 2019, a sus 23 años, había clasificado a su noveno mundial de patinaje y un dolor en el abdomen la motivó a ir al médico, y una ecografía mostró que tenía tres meses de embarazo. “Se acabó mi carrera deportiva”, dice que pensó. Pero inmediatamente aceptó su nueva realidad y, creyente como es, dijo: “Dios, tú lo querías, lo acepto”. Luego llamó a su novio y se puso tan feliz, que interpretó su embarazo como una oportunidad de descansar de una rutina frenética de competencias y triunfos alrededor del mundo.

Cumplir las funciones de mamá y deportista es agotador, pero tener enfoque y propósito, y el amor por ser mamá, esposa y patinadora, le dan la certeza de saber a dónde quiere llegar.

Hace cuatro meses, Fabriana dio a luz a Enzo, su segundo hijo, y se puso el reto de retomar poco a poco el patinaje para competir en el Campeonato Panamericano que se realizará en julio, en Guarne, Antioquia.

Tres madres medallistas

1. Shelly-Ann Fraser-Pryce

La velocista jamaiquina tuvo a Zion, en 2017, y consiguió la medalla de plata en los 200 metros planos en el Mundial de Atletismo de Eugene, Oregon, en 2022.

2. Serena Williams

La tenista dejó momentáneamente su carrera en 2017 para tener a su hija Alexis Olympia y dos años después consiguió cuatro títulos de Grand Slam.

3. Ana Peleteiro

La saltadora triple española consiguió el bronce en el triple salto de los mundiales de atletismo de Glasgow, en 2024, 14 meses después de tener a su hija Lúa.

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