Armando Benedetti ha sabido moverse con habilidad en la política colombiana durante décadas. Ha ocupado altos cargos, incluso sin cumplir plenamente los requisitos exigidos, y, como en otras ocasiones, ha logrado salir ileso, sin consecuencias reales que frenen su ascenso.
El caso más reciente lo confirma. Un fallo del Tribunal Administrativo de Cundinamarca acaba de declarar la nulidad de su nombramiento como embajador de Colombia ante la FAO. Aunque la decisión llega cuando Benedetti ya no ocupa el cargo, y actualmente ejerce como ministro del Interior, sí sienta un precedente sobre las irregularidades y la falta de transparencia en sus designaciones.
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Según la decisión del Tribunal, Benedetti no podía ser nombrado como embajador porque, entre otras cosas, no cumplía con los requisitos establecidos en el manual de funciones del Ministerio de Relaciones Exteriores para ocupar ese cargo. Se advierte que no acreditó dominio de una lengua oficial de Naciones Unidas ni del idioma italiano, lengua oficial del país de destino.
Además, el fallo señala que Benedetti tampoco certificó tener un título de posgrado, exigencia prevista tanto en la Resolución 1580 de 2015 como en el Decreto 1083 de 2015.
A esto se suma que el Ministerio de Relaciones Exteriores no dio respuesta a las observaciones ciudadanas presentadas contra su hoja de vida antes de efectuar el nombramiento, contra todo, Benedetti fue nombrado embajador tras su paso por la embajada de Colombia en Venezuela.
En su decisión, el tribunal advierte que Benedetti no demostró hablar y escribir en inglés ni en ningún otro idioma oficial de Naciones Unidas, ni acreditó conocimiento del idioma italiano
“La sala declaró la nulidad del decreto con el que se oficializó su designación como embajador”, reza en la decisión.
Benedetti renunció a la embajada en la FAO en noviembre de 2024. Después fue nombrado jefe de Despacho del Gobierno de Gustavo Petro y semanas después aterrizó en el Ministerior del Interior.