El senador Miguel Uribe Turbay levantó ampolla en las huestes del Centro Democrático luego de que en Medellín organizó un mitin en Plaza Mayor donde congregó a 4.000 personas. Varios aspirantes se quejaron, reclamaron por austeridad y cuestionaron el origen de los recursos, al tiempo que alegaron por competencia desigual.
En diálogo con EL COLOMBIANO, de visita en la capital de Antioquia, instó a la unidad tanto en el partido como en la derecha. Advierte que “no basta con ser antipetrista, necesitamos escoger el mejor para gobernar”. Alerta además que la consulta popular “no es el mecanismo idóneo para implementar una reforma”.
Le puede interesar: ¿Tensión en el uribismo? Revelan que Miguel Uribe ha gastado $300 millones en eventos y pauta en redes
¿Cómo va su precandidatura y cómo están los ánimos en el Centro Democrático? Otras aspirantes, como María Fernanda Cabal o Paola Holguín, han dejado al descubierto tensiones internas y reclaman que usted cuenta con un guiño de gente muy importante en el partido. Hay cierto resquemor por eso.
Yo hoy estoy concentrado en el objetivo final y es que a Colombia le vaya bien. Mi propósito es unir al Centro Democrático, unir a la oposición y finalmente unir a Colombia para ganar y para gobernar. Dentro del partido no reconozco contradictores, enemigos o competidores. Por el contrario.
Respeto profundamente a todos los precandidatos. Hemos sido coequiperos enfrentando a este Gobierno. Somos el único partido que arrancó sin dudas en la oposición y ha sido una oposición propositiva: a cada crítica, una propuesta.
Estamos en un proceso normal de selección. El Centro Democrático tendrá un único candidato que espero, por supuesto, ser yo y consolidarnos como la única opción que encabece para enfrentar este Gobierno y construir un mejor país. Espero que haya una consulta interpartidista después que nos permita unirnos con más sectores.
¿Cómo van a elegir a ese candidato?
Hoy hay una discusión absolutamente legítima en la que estamos poniendo sobre la mesa diferentes propuestas y lo importante es que eso se empiece a decantar más rápido que tarde para tener unas reglas de juego claras. En mi caso, he dicho que confío en la decisión que tome finalmente el presidente Uribe, el partido y la bancada.
Al final yo estoy dispuesto a competir en el tiempo y de la manera que se establezca, pero además con el absoluto compromiso de que si llegara a ganar cualquier otro precandidato, yo soy el primer soldado. Lo que está en juego es el futuro de Colombia, no una candidatura individual.
Estamos en abril, en mayo vamos a estar a un año de las elecciones. ¿Cuándo debe estar el candidato del Centro Democrático?
La mayoría de los colombianos, la mayoría de la militancia, la mayoría de la bancada y la mayoría del partido quieren que sea rápido. He propuesto y puesto sobre la mesa que sea en junio, precisamente quedarían más o menos nueve meses a la primera vuelta y ocho meses a la consulta interpartidista.
Es un tiempo adecuado para poder construir la unidad con otros sectores y para fortalecer las listas al Congreso del Centro Democrático. Además, para unir al partido y poder fortalecer la opción.
Dirigentes como Germán Vargas o Mauricio Cárdenas han insistido en que se necesita que llegue un candidato único de un sector del país que interprete –ellos no lo dicen así, lo digo yo– el antipetrismo. ¿Ustedes se sumarían a ese único candidato antipetrista?
En mi caso sí, yo creo que hay que unir. Lo que está en juego en este momento es el futuro de Colombia y hay que ser firme, dar las peleas que se necesitan, pero también ser convocante. Si no somos capaces de unirnos para ganar, mucho menos para gobernar. La unión se predica no sobre una ideología o sobre un interés, sino sobre unos valores y causas: seguridad, emprendimiento privado (es decir, libertad), un estado pequeño y cero corrupción, y una política social generosa y amplia.
Es decir, si coincidimos en esos cuatro principios, pues evidentemente tenemos que estar juntos, independientemente de cómo nos llamemos. El gran propósito es gobernar bien este país, como consecuencia vamos a derrotar a Petro, pero es gobernar bien este país.
Usted ha sido blanco de muchos ataques, las bodegas en redes a todos les dan duro. ¿Teme que, como ocurrió en otras elecciones, terminen quemándolo? ¿Siente una arremetida en su contra?
No tengo miedo porque no tengo rabo de paja. Es decir, soy capaz de acercarme a la candela porque no debo nada. Yo llevo varios años de ejercicio público, no tengo escándalos de corrupción, no tengo investigaciones por mal manejo de recursos. Fui secretario de Gobierno de Bogotá, administré más de $3 billones y lo hice de manera transparente. También hice parte del equipo que acabó el Bronx y contrató el metro, es decir, que revolucionó Bogotá.
He sido concejal, hoy el senador más votado, entonces no tengo ningún temor a enfrentar esa discusión. Y en público he sido siempre combativo precisamente porque no tengo rabo de paja y porque estoy convencido de estar defendiendo los valores correctos.
Es evidente que el Gobierno tiene no solo los recursos de nuestros impuestos, sino además la plata ilegal para hacer política y buscar a través de las redes sociales destruir a los candidatos y consolidar una propuesta para aferrarse al poder.
Esa es una de las razones por las cuales tenemos que arrancar también antes. Escoger un candidato en junio del Centro Democrático es la posibilidad de tener el tiempo que en otras elecciones ha faltado y poder consolidar una propuesta para que llegue suficientemente fuerte.
Pero aún faltan mucho trabajo para que ese candidato se consolide en el antipetrismo, en la oposición, en la derecha, como se quiera llamar, para poder terminar enfrentando después al candidato que salga de Petro.
Usted menciona que el Gobierno está usando plata ilegal, ¿a qué se refiere?
Me refiero a que la misma plata que Gustavo Petro –nos han demostrado las denuncias en medios– usó en la campaña ahora está llegando. ¿A qué me refiero? Plata de contratistas, plata de los narcos, plata no reportada, plata mal habida. Y a eso súmele ahora la organización que tiene del Estado en favor de su campaña.
Los tuiteros, las bodegas y los influenciadores hoy son funcionarios y contratistas del Estado. La diplomacia de Colombia está en manos de muchos de ellos y está al servicio del proyecto personal de Gustavo Petro. Hemos visto cómo se roban la plata para imponer reformas, pero evidentemente para fortalecer su proyecto político.
Lo cierto es que Gustavo Petro hoy tiene toda la capacidad para hacer lo que hizo en la elección del 22 y más. Conclusión: entre más rápido arranquemos y mejor nos consolidemos, más chance tenemos de ganar.
Lea aquí: ¿Tensión en el uribismo? Revelan que Miguel Uribe ha gastado $300 millones en eventos y pauta en redes
Ya se cuentan entre 50 y 60 candidatos, y la gente no sabe esto para dónde va. ¿Usted siente que los está cogiendo la noche? Lo siento afanado...
No tengo afán y voy a competir en el momento que lo determine el partido. El país necesita certeza y necesitamos consolidar una propuesta que tenga el tiempo suficiente para unir, para consolidarse, para recorrer el país, para estar acompañado del presidente Uribe –en el caso del Centro Democrático–.
Todo esto para promover unas tesis, que es la receta, que estamos proponiendo de seguridad, emprendimiento privado, Estado pequeño, cero corrupción y política social. Tenemos que tener tiempo para recorrer el país y poder trabajar con los ciudadanos.
Uno de los ataques que le están haciendo en redes es de dónde saca plata para hacer campaña, porque evidentemente en este momento muchos de los patrocinadores no se meten la mano al bolsillo porque no saben exactamente a quién tienen que respaldar...
Elegir rápido permitiría, por ejemplo, consolidar una propuesta de financiación incluso mejor. Insisto que eligiendo en junio aumentamos las probabilidades de que el candidato del Centro Democrático sea presidente. Estoy dispuesto a competir en cualquier modalidad y hacer caso. Disciplina y total respeto a mis compañeros del partido y a todo aquel que defienda los mismos valores.
Yo no voy a hacer idiota útil de los que quieren dividir este país para que gane otra vez quien hoy gobierna.
Lo segundo es que hay muchos candidatos y claro que hay que unirse. Cada cuatro años pasa algo similar, eso se empieza a decantar y se va a ir decantando más tarde que temprano, porque muchos no consiguen las firmas, los recursos o no crecen en las encuestas. Lo importante es que haya unidad, pero lo importante es alrededor de quién.
Ese cuento de ‘cualquiera menos Petro’, ese cuento de ‘todos’, ‘cualquiera de derecha’, ‘cualquier antipetrista’ no funciona aquí. No basta con ser antipetrista, necesitamos escoger el mejor para gobernar. Lo que necesitamos es un país que avance. Si en el 26 no lo hacemos bien, en el 30 puede ganar quien hoy gobierna y para quedarse por mucho tiempo.
Invito a que la apuesta de unidad sea propositiva y no pasiva. Pasiva es esperar que aparezca uno y todos nos unamos, y de pronto el que aparezca no funciona. Pasó hace dos años: apareció Rodolfo (Hernández) y al final fue uno solo contra Petro. No ganó y además no iba a gobernar bien.
Lo importante hoy que hay tiempo es montarnos en campañas sensatas, serias, con propuesta, con experiencia y busquemos consolidar un proyecto.
¿Cuáles considera propuestas serias? Porque cuando dice ‘cualquiera menos Petro no funciona’ no se sabe a qué se refiere.
Concretamente a Rodolfo. ‘Cualquiera menos Petro’ fue Rodolfo.
¿A Vicky Dávila la considera una candidata posible?
Me parece una candidata valiente, una mujer trabajadora. Pero me refiero a Rodolfo. Lo que planteó es una propuesta seria, como la que estamos presentando en el Centro Democrático: hay plataforma, hay tesis, tenemos liderazgo, hay experiencia y, en mi caso particular, he demostrado capacidad. Esa es la unidad a la que tenemos que llegar: una propuesta de país sensata, seria y coherente.
¿De dónde está sacando la plata para la campaña?
Todos los que estamos en campaña estamos haciendo un esfuerzo financiero. Todos, el más grande y el más chiquito, unos más, unos menos. Yo estoy dedicado a dos cosas: la primera, crear un ejército de defensores del voto que se llama Voluntarios por Colombia. El esfuerzo es con ingresos, con gastos personales y familiares.
Es decir, está empeñando la casa...
No, afortunadamente vengo de una familia empresaria, un papá generoso y un entorno familiar que me ha permitido hacerlo y esa es la mayoría de los ingresos que tengo. También algunos amigos cercanos que nos han apoyado.
Lo estoy haciendo porque tenemos que crear una defensa del voto. No se trata solo de ganar, se trata de que no nos roben los votos. Estoy haciendo un esfuerzo en redes de posicionar Voluntarios por Colombia, de trabajar una iniciativa que visibilice la necesidad de aliarnos desde hoy para evitar que en Colombia quienes hoy gobiernan se roben los votos.
Lo segundo es que es una campaña natural, viajando por las regiones, hablando con los ciudadanos. También he venido haciendo unos eventos que entiendo que a alguna gente no les guste, pero la verdad es que vengo haciendo alianza con diferentes sectores en las regiones. Por ejemplo, en Bogotá hice un evento con los concejales y un representante, y venimos sumando esfuerzos para poder hacer estos eventos. ¿Con qué propósito? hacer campaña.
Petro renunció a gobernar y se dedicó a hacer política, y nosotros sorprendidos que porque algunos de nosotros estamos en campaña. No, este es el momento de hacer campaña para que Petro no se quede en el poder.
Usted todavía sigue siendo senador. ¿Cómo ve la consulta que está promoviendo el presidente Gustavo Petro? Armando Benedetti ya dijo que se reunió con las Juntas de Acción Comunal. ¿Qué va a pasar en el Senado? ¿Cuál será el papel del Centro Democrático en caso de que sí se convoque?
A los colombianos les tengo que dar la tranquilidad de que mientras hago campaña para ser el próximo presidente, sigo dando la pelea en el Senado. No vamos a renunciar a la responsabilidad que tenemos y para la razón que me eligieron.
Petro renunció a gobernar. Está haciendo política. La consulta popular no es otra cosa que la anticipación de las elecciones y la habilitación del gabinete para hacer politiquería, están participando en política y están muy cerca de prevaricar porque hoy no hay consulta. Están hablando de comités del sí y están haciendo campaña sin que haya un acto administrativo abriendo la convocatoria. Ni siquiera han presentado las propuestas al Congreso y ya están haciendo los comités del sí.
En el plebiscito por la paz se determinó que el Gobierno no podía participar...
Sí podía, se inventaron la tesis de que sí podía participar el Gobierno y muchos ministros salieron con la paloma. Pero en este caso el problema no es que participen o no, el problema es que están participando sin que haya convocatoria. Predican que están haciendo campaña en un momento en el que no lo pueden hacer porque no hay consulta.
Incluso habría detrimento patrimonial...
Total, eso me permite decir además que la consulta popular va a costar $700.000 millones sin contar la plata que el Gobierno derrocha en publicidad. Es absolutamente innecesario este derroche. Lo único que les interesa es politiquería para aferrarse al poder.
Me estuvieron llamando varias personas a decirme que los llevaron a la reunión de las Juntas de Acción Comunal supuestamente para hablar de proyectos, pero les terminaron hablando de la consulta popular. Algunos de los que estaban son felices y están cercanos al Gobierno, pero muchos otros no y fueron legítimamente en su actividad comunal.
Nosotros no podemos ser idiotas útiles de un Gobierno que se quiere aferrar al poder. La consulta popular no es el mecanismo idóneo para implementar una reforma, además que es inconveniente esa reforma.
Además, el derroche de recursos es inaceptable y quieren habilitar al Gobierno para hacer politiquería y anticipar las elecciones. Conclusión: hoy, más que nunca, quienes estamos al otro lado, tenemos que salir a las calles a hacer campaña.
Entérese: Miguel Uribe habla de crisis en el Centro Democrático: “Los ataques que recibo demuestran que estamos haciendo lo correcto”
Pero, ¿habrá o no habrá consulta?
No, yo no creo. No creo que Petro tenga los votos en el Senado para sacar la consulta popular. Y es lo correcto. Hoy en día está 60-40 aproximadamente. Puedo fallar, vamos a ver. Pero no dudo que el Gobierno hará todo lo que tenga que hacer para conseguir esos votos. Todos reconocemos que a Petro no le importa la reforma laboral.
La reforma laboral es un pretexto para que Petro siga haciendo política. Es más, Petro nunca le ha interesado el cambio. Petro utiliza el cambio no como propósito, sino como estrategia. Él goza de que hoy no haya podido sacar adelante las reformas, porque es que él sabe además que son inconvenientes, dañinas e incluso, no sabría manejarlas. Como la reforma a la salud.
Nos quiere imponer la reforma a la salud que prácticamente ya ha materializado a las patadas por la puerta de atrás. ¿Y qué pasó con los maestros? Los tiene hoy sufriendo. Imagínense lo que pasaría si lo hiciera con todo el país, que estamos ad portas de que lo logre a punta de intervenciones arbitrarias.
Nos interesa que, de alguna manera, sigan gobernando mal, pero que sigan dedicados a eso y nosotros podamos estar enfocados en reconstruir el país en el momento que será lo oportuno, es decir, a partir del 7 de agosto.
Ha sido crítico de las cifras del Programa de Sustitución Voluntaria de Cultivos Ilícitos (PNIS). ¿Cuál es la denuncia?
Lo más grave de este Gobierno es que, además de incapaz e incompetente, es el responsable de la violencia que hoy estamos viviendo. Y es evidente que Gustavo Petro renunció a combatir el narcotráfico, que es el combustible de la guerra y de las dificultades de inseguridad que hoy estamos viendo.
Denuncié que el programa de sustitución está en nada prácticamente. Hay que reconocer que el criminal es el narcotraficante y el cartel, pero el campesino necesita una oportunidad real y un ingreso competitivo para no depender de la coca y del cartel. Por ello, la sustitución se vuelve fundamental.
Este año han ejecutado en PNIS 0 %, el año pasado 6 % y el año antepasado 16 %. Ello implica cero sustitución. A ello se suma la erradicación. El año pasado erradicaron 9.000 hectáreas, mientras que en el 2021 fueron 100.000. Entonces la caída dramática de erradicación y sustitución lo que lleva es a que tenemos hoy casi 300.000 hectáreas de coca y el potencial de producción más alto de la historia de cocaína.
Eso está imponiendo un problema enorme en materia de seguridad. Es el reto más grande que hoy tenemos. Y desafortunadamente Gustavo Petro es el responsable que nos está devolviendo al pasado y a una violencia a la que no queremos regresar.
El Gobierno dice que en interdicción han incautado muchísimas toneladas, que es histórico, “más que nunca”...
Es verdad que en valor absoluto, es decir, en toneladas, es la mayor incautación, pero como hoy producen más cocaína, es menos porcentaje de lo producido. En el 2021 incautaron el 45 % de lo producido. Fueron menos hectáreas porque se controlaba la producción, porque estaba el Ejército y el Gobierno en contra de restringir la producción de cocaína.
Hoy lo que incautado Petro equivale más o menos al 28 % de la producción. Entonces al final es mentira, es un engaño, es parcial la información. ¿Cuál es el problema de fondo con el narcotráfico? Petro, al renunciar a combatirlos, dio pie a enclaves industriales, particularmente en el Catatumbo, Valle del Cauca, Nariño, Cauca y Putumayo, en donde tenemos miles de hectáreas industrializadas con tecnología de punta. Son grandes laboratorios, los mejores precursores, la mejor genética. Pasamos a que una hectárea de coca, que producía cuatro kilogramos de cocaína, hoy produce nueve kilogramos de cocaína.
¿Cuáles son sus propuestas centrales para gobernar el país y en particular, atajar el problema de inseguridad?
Para mí la seguridad es una causa, no un discurso. Mi propósito de vida es un país sin violencia y conmigo vuelve la seguridad. Tengo la absoluta determinación de que sin seguridad no hay nada. Cuando hay seguridad hay confianza, si hay confianza, hay inversión y esa inversión genera empleo, oportunidades, posibilidades de emprendimiento y eso es lo que genera bienestar y lo que reduce la pobreza.
Pero esa seguridad debe ser seguridad física, es decir, orden público, seguridad jurídica y seguridad política institucional: la defensa de las instituciones y la democracia. Estoy absolutamente comprometido en que vamos a combatir el narcotráfico, la minería ilegal, la trata de personas y el contrabando, prácticamente economías ilegales que hoy financian la inseguridad. Hoy en Colombia hay por lo menos 11 guerras: en el Catatumbo, en el sur de Bolívar, en el Bajo Cauca antioqueño, en Arauca, Chocó, Valle del Cauca, Cauca, Nariño y Putumayo. Eso muchas veces se traduce en problemas concretos en ciudades como Medellín, con microtráfico y extorsión.
¿Qué hacer para frenar la minería ilegal?
Con control de los explosivos. Cuando una va a Buriticá, en el Bajo Cauca antioqueño, por ejemplo, encuentra que la mitad de la mina más grande de oro de Colombia está cooptada por grupos criminales y usan explosivos de Indumil. Hay una forma de hacer rastreo para identificar dónde están esas brechas y hacer un control más estricto.
A ello se suma monopolio de la fuerza y control territorial. Eso hace que estas personas no puedan andar libremente por ahí. Además, destrucción de dragas brasileras, que son las que destruyen, por ejemplo, el río Cauca. Si uno tiene una política clara de control territorial, por lo menos mitiga, por no decir que les gana la batalla en esas zonas.
El 7 de agosto vamos a presentar una ley de seguridad y defensa que busca generar seguridad jurídica para que los policías y militares puedan actuar en el marco de la ley, del Derecho Internacional Humanitario y Derechos Humanos, pero que no sean ellos los que teman a la justicia. Es aquí termina más rápido ante la justicia, el soldado y el militar que cumple el deber, que el bandido que captura.
También voy a reintegrar a los mejores hombres y mujeres de la Fuerza Pública que este Gobierno ha sacado por persecución. Todo esto, sin afectar la carrera de los activos, porque muchos de ellos irán al Ministerio de Defensa y al Ministerio de Interior.
Le sugerimos: ¿Consulta o encuesta? La duda que tiene ánimos alterados en el uribismo
¿A cuántos ha sacado este Gobierno por persecución?
¿Pero esa no es una decisión de la Corte?
No, la Corte dice que la Constitución no lo permite. Si hay que hacer un cambio constitucional, pues lo vamos a hacer. Pero lo que es cierto es que nosotros podemos dar las herramientas necesarias para que la Policía, por ejemplo, adelante los decomisos. Lo que ha dicho la Corte es que hay posibilidad de reglamentación de los alcaldes y gobernadores, pero nosotros tenemos que irnos al origen del problema, que en este caso, según la Corte, es la Constitución.
También voy a bloquear la señal de celular en las cárceles para que no haya extorsión desde allí y vamos a poner a resocializar realmente a los presos con formación para el trabajo y que trabajen desde las cárceles. Voy a hacer nuevas cárceles por alianzas públicas privadas. Hoy tenemos un hacinamiento del 20%. La única cárcel que no tiene hacinamiento en Colombia es la Distrital, en Bogotá.
Usted habla de minería ilegal y de quitarle las dragas y los explosivos a los delincuentes, pero cada vez que un gobernante toma una decisión de esas hay bloqueo de vías y protestas. ¿Cómo atajar esa situación?
Hay que tener en cuenta que una cosa es minería criminal y otra cosa es la minería artesanal o ancestral, en donde además tengo una política concreta de gradualidad y formalización. La minería artesanal no destruye como lo hace la criminal. La inmensa mayoría de mineros artesanales no usan mercurio.
Ante los bloqueos y la conflictividad social ya está comprobado el método para enfrentarlos: autoridad y diálogo. Cuando Uribe era presidente, el CRIC marchó muchas veces a Cali, pero nunca pasó lo que pasó en 2021 y además, marchaban por la berma, porque en la carretera iba el Ejército y llegaban hasta el punto donde no ponían en problema la situación de orden público de Valle del Cauca. Entonces hay que poner autoridad.
Bienvenida la protesta, pero pacífica. Es que aquí nos han querido convencer de que cualquier tipo de protesta es legítima. Y no es verdad. Eso no es lo que defiende la Constitución. Cuando yo fui secretario de Gobierno estuve a cargo más de 2.000 protestas y teníamos claro que las vías de hecho no se permitían: bloquear Transmilenio o las vías no se permitía. Usted puede protestar siempre y cuando la reivindicación de su derecho no afecte los derechos de los demás. Es que aquí prima el bien general.
Por ejemplo, la consulta previa, ¿desde cuándo una pequeñísima minoría, que además ni siquiera representa a toda la comunidad, porque muchas veces terminan siendo instrumentalizados también, termina paralizando proyectos de infraestructura o energía?
En el próximo Gobierno va a primar el bien general y nos vamos a dedicar que el interés general de todos los colombianos prime y lo vamos a hacer de acuerdo a la Constitución.
Usted menciona a Álvaro Uribe, ¿usted quiere imitar, hacer un Gobierno similar al del expresidente?
Yo aspiro ser la mejor versión de Miguel Uribe para Colombia, pero por supuesto con el mejor consejero que es Álvaro Uribe. Claro que quiero un gobierno que priorice la seguridad, porque es mi propósito de vida: un país sin violencia. Y vamos a volver a liberar a Colombia, porque si hay seguridad y confianza, vamos a reunificar las familias de todos esos jóvenes que se fueron por miedo a no tener futuro.
Vamos a estimular inversión y generación de oportunidades. Vamos a volver a darle esperanza a esas familias que hoy están sufriendo en sus barrios porque no tienen cómo llegar al trabajo, no tienen cómo pagar sus alimentos porque están muy costosos. Cuando hay seguridad hay bienestar. La inseguridad y el socialismo, por ejemplo, generan pobreza. La seguridad y la libertad generan progreso. Eso será el próximo gobierno conmigo como presidente.
¿Está joven para ser presidente y echarse un país con estas complejidades al hombro? ¿Le falta tal vez experiencia?
Lo que determina el éxito para gobernar no son los años que uno tiene, es la formación, es la madurez y es la experiencia. Yo soy el candidato más joven a la Presidencia. Voy a tener 40 cuando me posesione. Tengo mucha más experiencia que muchos otros que tienen 10 o 20 años más que yo. Es más, si los años fueran un atributo que garantiza la capacidad, pues Petro debía ser un gran presidente, pero la edad no determina el éxito de un gobierno, pero sí la madurez.
Mi historia de vida me ha hecho vivir lo que viven la mayoría los colombianos. Yo perdí a mi mamá en Copacabana por cuenta del narcotráfico. Cuando digo que para mí un país sin violencia es un propósito y es porque lo viví, porque no estoy dispuesto a resignarme, a vivir gobernados por el terror, porque aprendí desde muy pequeño, a no negociar principios. Por eso defiendo absolutamente lo que creo y soy firme, pero no soy sectario. Soy convocante.
Represento renovación y futuro. Mi interés es construir un mejor país, es pensar en lo que viene, ya no en lo que pasó. Vamos a arreglar este problema y vamos a trabajar para arreglar los problemas que sí tiene Colombia, que durante este Gobierno se han profundizado.
La edad que tengo me permite pensar más en el futuro que en el pasado. Pensar en grande, pensar en nuevas soluciones, pensar en unir. Yo no he hecho parte de la historia de división de Colombia. Puedo recoger, darle esperanza a los jóvenes, pero además hablar con otros sectores. Tengo empatía y sensibilidad social porque además crecí con mi abuela Nidia, que me enseñó que liderar implica servir.
Mi abuela hace 50 años creó la Fundación Solidaridad por Colombia. Es decir, creo que en este caso, los años que tengo con la experiencia, con la formación y madurez que he demostrado, es una gran oportunidad para tener un presidente que trabaje a muerte por este país 24 horas, con el absoluto convencimiento que queremos un mejor país ya.
Una de las dificultades más grandes que dejaría el Gobierno de Gustavo Petro es el tema de la paz total, que se ha convertido pues en un caos total. ¿Qué haría con los grupos armados?
El único camino para la paz es la seguridad. La paz no es impunidad y la seguridad tampoco es más violencia.
¿Abriría un proceso de paz?
Como siempre ha sucedido, habrá un proceso de sometimiento y si hay organizaciones que cumplan con los requisitos, podría haber diálogo. Pero ojo, tienen que demostrar voluntad de realmente desmovilizarse. Lo que no va a haber con nosotros es un cese bilateral, ni zonas de despeje. Se acabó la impunidad en Colombia.
Tendremos una política seria de seguridad que le demuestre a los criminales y a los miembros de estas organizaciones que siempre tendrán una posibilidad para desmovilizarse y someterse a la ley, pero que nunca les ofreceremos un camino de impunidad y prebendas como lo está haciendo este Gobierno.
La impunidad solo genera más violencia. Es más, es que a nosotros se nos olvida, pero podíamos vivir sin miedo y tranquilos en este país. El país no era perfecto, pero sí había seguridad democrática, allá es donde tenemos que volver.
En el caso del Gobierno del presidente Uribe hubo 53.000 desmovilizados. Es decir, con la política de seguridad más efectiva de Colombia hubo 53.000 desmovilizados, así que de lo que se trata es de diálogo o sometimiento, pero nunca rendición del Estado y mucho menos impunidad.
Siga leyendo: Miguel Uribe aparece en listado de contratistas en UNGRD divulgado por Petro, ¿por qué figura allí el senador uribista?