Pico y Placa Medellín

viernes

no 

no

Pico y Placa Medellín

jueves

no 

no

Pico y Placa Medellín

miercoles

no 

no

Pico y Placa Medellín

martes

no  

no

Pico y Placa Medellín

domingo

no

no

Pico y Placa Medellín

sabado

no

no

Pico y Placa Medellín

no aplica  

language COL arrow_drop_down

La vajilla de Mario

hace 2 horas
bookmark
  • La vajilla de Mario

En mi casa hay una vajilla tan fina que nunca la hemos usado. La llamamos La vajilla de Mario. Era de la abuela de la abuela de mi novio. Cuando la heredó insinué que la dejáramos para el uso diario, sin embargo, la idea lo escandalizó. Dijo que la vajilla debía ser usada solamente en ocasiones muy especiales, por ejemplo, si algún día venía Mario Vargas Llosa a comer a la casa. Si por alguna remota casualidad tenemos un invitado o alguna ocasión especial para celebrar yo siempre pregunto: ¿sacamos la vajilla de Mario? La respuesta es la misma. Total que han pasado diez años desde que la tenemos y jamás la hemos usado. En otra ocasión sugerí, sin éxito, que se la regaláramos a alguien que invitara a comer con frecuencia a su casa a personas importantes. Nosotros invitamos muy pocas y siempre son las mismas; personas comunes y corrientes, como nosotros.

Hace ocho días cuando me enteré de la muerte de Vargas Llosa, lo primero que pensé fue que ya nunca podrá venir a comer a la casa y, por lo tanto, ya no tendremos ocasión de usar la vajilla. Lo segundo que pensé fue en lo mucho que su literatura me marcó. Todavía me acuerdo de unas vacaciones largas en mi adolescencia en las que me devoré La guerra del fin del mundo, seguida de La ciudad y los perros, seguida de El elogio de la madrastra. No me extraña que mi novio de ese entonces se haya aburrido de mí. Lo que más recuerdo después de semejante atracón novelístico es haberme hecho la pregunta más importante de mi vida: ¿qué hay que hacer para escribir así?

En los últimos años, sin embargo, confieso que estuve muy desconectada del personaje, de hecho, acepto que no leí ninguna de sus novelas recientes y que dejé de buscar sus columnas de prensa y sus entrevistas. No me juzgo por eso, creo que es válido y sano renovar los ídolos y los referentes. Abrir espacio para otras voces e ideas sin desconocer a aquellos que alguna vez supieron encender una chispa dentro de nosotros.

La muerte de Vargas Llosa me deja dos lecciones. La primera es que no conviene esperar ocasiones especiales para usar las cosas valiosas, hay que vivir de tal forma que cada día sea especial y único a su manera. Es responsabilidad de cada uno pararse de la cama cada mañana o sentarse a la mesa cada noche y creérselo.

La segunda lección es que uno puede alejarse de aquella persona que tanto admiró alguna vez, puede no estar de acuerdo con su ideología y sus actuaciones, puede dejar de resonar con su arte pero lo que no puede es desconocer que alguna vez, por la razón que sea, fue determinante. En mi caso, el autor que me deslumbró por años y suscitó la pregunta que habría de darle rumbo a mi vida, un día, así sin más, dejó de interesarme, salvo para que viniera a comer a mi casa y yo pudiera usar la vajilla. En otra vida será, querido Mario. Quiero que sepas que la chispa que encendiste dentro de mí es ahora un incendio. Gracias por eso.

Sigue leyendo

Regístrate al newsletter

PROCESANDO TU SOLICITUD