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¿Quién es Facundo Batista? El delantero que vendió ropa, celulares y zapatos y quiere triunfar en Atlético Nacional

El uruguayo es el primer refuerzo verdolaga para el segundo semestre. Es un hombre que viene de abajo y siempre le ha puesto la cara a la adversidad, por lo que su reto será triunfar con goles en el Verde.

  • En la imagen aparece Facundo Batista cuando jugaba para Peñarol. FOTO AFP
    En la imagen aparece Facundo Batista cuando jugaba para Peñarol. FOTO AFP
hace 20 minutos
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Facundo Batista no aterriza en Medellín con un bajo perfil. Pero detrás de su figura uruguaya de centrodelantero hay una historia que vale la pena contar. Una historia de caídas y aprendizajes, de rebusques en las ferias de Montevideo, de penales errados y redes sacudidas, de sacrificio, amor familiar y oportunidades que llegan tarde pero aún tienen sentido.

A sus 26 años, Batista se convierte en el primer refuerzo de Atlético Nacional para el segundo semestre del 2025. El anuncio generó expectativa en la hinchada, aunque no todos están convencidos. En la memoria de algunos, su nombre evoca aquel Sudamericano Sub-20 de Chile en 2019, donde vistiendo la celeste y siendo un desconocido proveniente del Chiasso suizo, erró un penal ante Paraguay y falló una ocasión clara frente a Argentina. En redes, las críticas llovieron sin piedad. El técnico Fabián Coito fue duramente cuestionado por no llevar a Thiago Vecino, y Batista fue tratado como el símbolo de la frustración.

Pero el joven Facundo no se quebró. Mientras veía cómo las críticas devoraban a sus compañeros, él eligió el silencio. La templanza. Incluso encaró a su familia y les pidió que no respondieran más en su defensa: “A palabras necias, oídos sordos”, les dijo con una madurez que no suele encontrarse a los 19 años. “Los comentarios negativos los elimino y no les presto atención”, recordó años después.

La vida no ha sido fácil para Batista. Se crió a una cuadra del estadio Jardines del Hipódromo, es hijo de Diego y Natalia, hermano de Luciano. Se formó en Danubio, pero una discusión con un entrenador lo alejó de su club de toda la vida, al que su padre —que lleva su escudo tatuado— amaba con el alma. Encontró su nuevo hogar en Defensor Sporting, donde el cambio de posición fue la bisagra: de enganche a volante, de volante a nueve. Román Silva primero lo corrigió: “Nadie juega ya con enganche”. José Chileli después lo descubrió como goleador: 20 tantos en 12 partidos.

Ese joven que trabajó en ferias para ayudar a sus padres, que vendió celulares y zapatos en Piedras Blancas y en la feria de Los Piojos, se ganó su lugar en el fútbol a punta de sudor. No todo fue lineal: un pase frustrado al Sao Paulo, una experiencia extraña en Suiza, la promesa rota con su anterior representante, los meses parado en Ponte Preta. Vivió el exilio silencioso de un futbolista que sabe que el talento no basta si no va acompañado de constancia y adaptación.

“Disfruto marcar, pero también bajar a ayudar. Me gusta correr, tener sacrificio”, dice Facundo. Y en esa frase está buena parte de su ADN futbolístico. No es un ‘9’ estático: sabe fijar centrales, se tira a los costados, juega de espaldas y tiene técnica para el uno contra uno. Sus ídolos son Luis Suárez y Edinson Cavani, pero también mira al Pipa Benedetto. En Ucrania, con el Polissya Zhytomyr, marcó 7 goles en 15 partidos, en medio de un contexto social complejo que lo obligó a buscar nuevos rumbos.

Así fue como el radar de Atlético Nacional lo encontró. Los números no son exuberantes: 30 goles en 133 partidos, un tanto cada 4 juegos. Pero hay algo más allá de las cifras. Hay una historia de lucha, de persistencia, de una familia que lo arropó siempre, de una hija de dos años, Faustina, que es su motor. De una esposa, Carolina González, que ha sido refugio en medio de los vendavales.

Hoy, Batista llega con recelo a las montañas verdes, pero también con una oportunidad que puede cambiarlo todo. La historia del fútbol colombiano ha visto llegar sin bombos ni platillos a delanteros como Sergio Galván Rey o Germán Cano, que luego se ganaron la eternidad con goles y carácter. Facundo lo sabe. Tiene claro que es en la cancha donde se reescriben las etiquetas.

Atlético Nacional necesita goles, pero también necesita hombres con hambre, con historia, con músculo emocional. Facundo Batista tiene lo suyo. Y si algo ha demostrado en su camino es que no hay crítica que lo quiebre ni adversidad que lo saque de su eje. Él no viene a responder con palabras. Viene a hablar con goles.

Y si los marca en el Atanasio, entonces sí, que retumben los aplausos. Que hablen los que antes callaron. Porque cuando un jugador forja su destino con sacrificio y humildad, el fútbol suele tener la cortesía de devolverle lo que sembró. Es ahora. Es su momento y ojalá lo aproveche por el bien suyo y el de Nacional.

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