El narcotráfico movería más que el petróleo, el café y las remesas
En 2009, la cadena de cultivo y producción de coca movía alrededor de 13,6 billones de pesos (unos 6.310 millones de dólares de la época), equivalentes al 2,3% del PIB. Para 2013, ya superaba las exportaciones de café y se acercaba a las del petróleo.
Un estudio del Centro de Estudios sobre Seguridad y Drogas (CESED) de la Universidad de los Andes encontró que en 2023 la economía cocalera generó un impacto de entre 2,5% y 3,1% del PIB municipal en las zonas productoras.
Entérese: Carrasquilla: “El MinHacienda del 2026 tiene que ser heroico y valorar muy poquito la tranquilidad”
Según Bloomberg Economics, las exportaciones de coca alcanzaron 18.200 millones de dólares en 2022, superando con amplitud al café, que cerró en 3.962 millones de dólares.
Ese mismo año, las exportaciones de petróleo sumaron 18.724 millones de dólares, apenas por encima del negocio de la coca. Sin embargo, el valor de las ventas externas de crudo cayó a 15.032 millones en 2024, lo que abre la puerta a que el narcotráfico ya sea la primera fuente de divisas del país.
El cálculo sería superior a la histórica entrada de remesas, que en 2022 fue de 10.981 millones, y el año pasado cerró 11.847 millones de dólares, de acuerdo con el Banco de la República.
Factores de la expansión cocalera
Expertos como Jorge Restrepo, director del Centro de Recursos para Análisis de Conflictos (Cerac), aseguran que la coca seguirá creciendo mientras exista alta demanda internacional, un aparato judicial débil y grupos armados que brinden protección a la cadena del narcotráfico.
Puede leer: Industria petrolera en Colombia pasa por una de sus peores crisis por caída en producción y baja inversión, ¿cuáles son los riesgos?
En su concepto, la persistencia del cultivo obedece a cuatro factores principales: la condición endémica de la planta en la región, la existencia de una cadena de producción compleja, la ubicación estratégica con puertos y rutas de tráfico cercanos a Estados Unidos y un sistema judicial ineficaz en perseguir estos delitos.
Resaltó que el aparato judicial es muy poco efectivo en perseguir esa cadena ilícita. “Esto fue precisamente lo que llevo a la descertificación por parte de Estados Unidos, tenemos las condiciones perfectas para que toda esa cadena de renta opere muy bien”, sentenció.
Economías campesinas y crimen organizado
La ONU detalla que el negocio se sostiene en dos modelos. En las áreas dominadas por organizaciones criminales, existen nodos logísticos que concentran el 82% de la demanda de insumos químicos y facilitan la salida de cocaína hacia el exterior.
En contraste, en las llamadas zonas de desconcentración predomina una economía campesina con lotes dispersos y baja productividad (7,6 toneladas por hectárea al año). Allí, la crisis de precios y la falta de compradores obligan a los productores a almacenar pasta de coca o usarla como moneda de cambio.
Narcotráfico y violencia
El mercado de la coca no solo genera ingresos ilícitos, también alimenta otras economías ilegales como la minería de oro de aluvión. Además, incentiva la presencia de grupos armados ilegales, entre ellos el Eln y las disidencias de las Farc, que disputan territorios y rentas criminales.
La ONU advierte que en algunos municipios, la economía cocalera representa más del 42% de la actividad local, eclipsando la economía lícita y consolidando un sistema paralelo que combina rentas ilícitas, violencia y dependencia social.