En medio del tenso debate comunitario por parte de todos los presentes, un adolescente de cabello rizado y vestido con un buso gris se presentó ante los funcionarios para exponer la atmósfera de miedo que envuelve a su familia y toda la comunidad.
Con apenas 16 años, Manny Chávez tomó la palabra, expresando una profunda desesperación que terminó en llanto. Su declaración fue un testimonio directo sobre el impacto psicológico de las operaciones migratorias en el entorno familiar por parte de las autoridades.
La audiencia pública como medio de expresión
El joven Chávez centró su intervención en la creciente preocupación de todo su entorno por la presencia constante de agentes de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) en la zona.
Su testimonio, con lágrimas en los ojos, se convirtió en el punto culminante de la sesión, articulando el sentir de todos los presentes en el recinto y de muchos residentes ante la vigilancia percibida.
La voz del adolescente, cargada de una evidente frustración, denunció la normalización del temor en la vida cotidiana de su familia. “Estoy cansado”, sentenció al inicio de su alocución, resumiendo el agotamiento emocional ante el miedo por la situación.
“Tengo miedo de no poder volver a ver a las personas que amo. Porque aunque algunos seamos ciudadanos, no les importamos. Nos tratan como perros, como animales. A mis 16 años no debería de vivir así, teniendo miedo”, destacó.
La realidad de la vigilancia
El objetivo principal del discurso de Chávez se dirigió al constante bombardeo de información sobre detenciones, una situación que lo obliga a vivir en alerta y a compartir esa ansiedad con sus padres.
El joven fue enfático al describir la escena recurrente en su hogar: “Estoy cansado de mostrarle después del colegio a mi mamá y a mi papá el nuevo video del ICE, deteniendo a alguien por el color de su piel. No les importamos por nuestro color de piel”.
Esta frase evidenció el miedo a la racialización y la constante amenaza de la separación familiar que hay en su comunidad, ante una posible intervención de las autoridades.
“Solo quiero decirles que tengo miedo por mis padres cuando caminan por la calle. Cuando salgan de nuestra casa, porque no podría decirles adiós cuando salgan a trabajar o no podría verlos de nuevo. Ellos pelearon muy duro para venir aquí y darle una buena vida a sus hijos”, expresó.
Su intervención ante el ayuntamiento de Hillsboro y que se volvió viran en redes sociales durante los últimos días, buscó poner en el centro del debate público la crisis humana desatada por las fuertes políticas de inmigración.
“Tenemos un presidente que actúa como un niño y no nos apoya. Tenemos un departamento de Policía que no hace nada por nosotros y estamos luchando más que ellos... estoy cansado de todo y solo quiero ver un cambio”, concluyó el menor ante los aplausos de los presentes.
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